La sargento mayor de la Policía Nacional, Any Montero Montero, quien se suicidó ayer de un disparo en la cabeza en un baño de la embajada de Estados Unidos en el país, había denunciado en reiteradas ocasiones que era víctima de acoso por su superior.
Así lo reveló su hermano Kelvin Montero, quien aseguró que era le hablaba constantemente de la situación que vivía en su trabajo, pero que lo había denunciado y no le hacían caso.
Sin embargo, indicó que la joven, de 33 años de edad, previo al hecho no mostró ninguna sospecha de que algo andaba mal.
Tenía dos años que se había divorciado de su esposo, con quien procreó un niño que tiene siete años. Se graduó de psicología clínica y tenía 11 años trabajando para la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett), de los cuales llevaba ocho meses dirigiendo el tránsito frente a la embajada de Estados Unidos en el país.
Según su hermano Kelvin la última vez que habló con ella estaba normal. Sus planes ayer cuando saliera del trabajo era hacer un sancocho, para lo cual ya él le había dicho lo que comprara.
Pero se truncaron cuando otro de sus hermanos tenía encomendado pasar a buscarla al trabajo. Sin embargo, cuando llegó se encontró con la trágica sorpresa: Su hermana se había suicidado.
«Ella me llamó alegre y normal como ella había sido siempre. Hora y media después me llama mi hermano, que era quien pasaba todos los días a recogerla, que ella le había dicho que iba para el cajero a sacar un dinero para el sancocho, y fue entonces cuando entré al baño e hizo lo que hizo», dijo Kelvin.
Era oriunda de San Juan de la Maguana y la única hembra de siete hermanos.
Su cuerpo será velado en la funeraria municipal de la Ciénaga, donde residía.
Su cuerpo aún permanece en la morgue el hospital Marcelino Vélez, a donde fue llevado para fines de autopsias. Se tiene previsto sea sepultado mañana.