Por primera vez se comprobó que una medicación desarrollada para combatir la obesidadfunciona con eficacia y seguridad en el largo plazo: los pacientes bajaron de peso, se mantuvieron así y no sufrieron problemas cardíacos. El estudio sobre la lorcaserina, que actúa sobre un tipo de receptores de la serotonina en el cerebro, y provoca sensación de saciedad, se presentó en el encuentro de la Sociedad Europea de Cardiología en Munich.
Tras aprobar la lorcaserina en 2013, que se vende bajo la marca Belviq, la Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA) restringió su uso a personas con un índice de masa corporal de más de 30, o con un IMC de 27 en adelante y problemas asociados a la obesidad como diabetes, hipertensión o colesterol alto. Quedaba por demostrar cuáles eran los posibles efectos secundarios que pudieran aparecer en los tratamientos de largo plazo y se temían indicentes coronarios.
«Los médicos y los pacientes han vivido con nerviosismo el uso de medicaciones para tratar la obesidad, por una buena razón», dijo una de las autoras del trabajo, Erin Bohula. «Existe un historial de complicaciones graves de estas drogas».
El nuevo estudio, de los investigadores del hospital Brigham and Women’s, afiliado a la Universidad de Cambridge, se realizó sobre 12.000 personas con sobrepeso u obesidad con un riesgo alto de enfermedad coronaria. A la mitad se le dio Belviq dos veces por día y a la otra mitad, un placebo; a los dos grupos se les aconsejó cambios en el estilo de vida y en la dieta.
Luego de tres años de tratamiento, el supresor del apetito —que cuesta entre USD 220 y 290 por mes en los Estados Unidos— no aumentó el peligro de problemas cardíacos. Tampoco los redujo, como algunos creyeron, debido a la pérdida de peso en general. Según los autores, puede ser que adelgazar no sea algo en sí suficiente para bajar el riesgo cardíaco, o que es necesario hacer otras cosas.
El 39% de los pacientes que recibían Belviq (y el 17% de los que recibían placebo) bajaron al menos 5% de su peso en un año; al cabo de los tres años, el 6% de ambos grupos había sufrido un problema cardíaco. La medicación se mostró eficaz para evitar la diabetes: desarrollaron la enfermedad 8,5% de las personas tratadas con lorcarserina, contra el 10,3% con placebo.
Se evaluó el daño de válvulas cardíacas en 3.270 participantes, sin que se observaran diferencias. Los efectos negativos fueron mareo, fatiga, dolor de cabeza y náuseas; también una baja peligrosa de la presión en 13 personas que tomaban la medicación, contra 4 del grupo de control.
Aunque adelgazaron sólo cuatro kilos (nueve libras) en 40 meses, los que tomaron la medicación comprobaron su eficacia: el grupo de control sólo bajó la mitad, presumiblemente por cambios en el ejercicio y la alimentación. La medicación es una promesa importante en los Estados Unidos, que sufre una epidemia de obesidad y diabetes. En el mundo, el 13% de las personas son obesas y el 39% tiene sobrepeso.