Un buque de guerra ruso embistió este domingo a un remolcador ucraniano en el estrecho de Kerch, en el Mar Negro, en un confuso episodio en torno a la península de Crimea, que Moscú anexó en 2014 y que se ha convertido en un foco de conflicto entre ambos países.
La Armada de Rusia había denunciado que tres navíos ucranianos, el remolcador y dos pequeños patrulleros, habían ingresado en sus aguas territoriales sin solicitar permiso, en tránsito hacia la ciudad de Mariupol.
«Hoy, hacia las 07:00 horas de Moscú (04:00 GMT), tres buques de la Armada ucraniana se adentraron ilegalmente en aguas territoriales de la Federación Rusa«, informó la dirección de fronteras del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB) de Crimea.
Durante su travesía cruzaron el estrecho de Kerch, controlado por Kiev hasta 2014 y ahora en poder de Moscú, tras lo cual el buque guardiafronteras ruso «Don» embistió al remolcador ucraniano, dañando su casco y motor.
Ucrania asegura también que sí había solicitado permiso a la parte rusa en conformidad con las normas internacionales.
En consecuencia del conflicto Rusia cerró el estrecho de Kerch, que une los mares Negro y Azov. «El paso a través del estrecho de Kerch para los barcos civiles queda cerrado», comunicó Alexéi Volkov, director general de la empresa Puertos Marítimos Crimeos, a medios oficiales.
En tanto Kiev demandó a la comunidad internacional que condene la «agresión rusa» contra la Armada ucraniana. «Tales acciones representan una amenaza para la seguridad de todos los países de la región del mar Negro y, consecuentemente, exigen una clara reacción de la comunidad internacional», señala el comunicado de la Cancillería ucraniana.
La tensión en el Azov ha ido en aumento desde la inauguración en mayo pasado del puente de 19 kilómetros que une Crimea con Rusia, tras lo que Moscú incrementó notablemente el número de inspecciones de los buques a su paso por el estrecho de Kerch, lo que Kiev considera un bloqueo, de facto, de sus puertos.
Enfrentados ya por la anexión rusa de Crimea y el conflicto armado con los separatistas prorrusos en el este de Ucrania, la tensión ha atraído la atención de la Unión Europea, Estados Unidos y la OTAN, que no han dudado en tomar partido en favor de Kiev.