Absuelven a condenado a muerte que pasó 46 años esperando su ejecución

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El preso con más años en el corredor de la muerte del mundo quedó absuelto este jueves por un tribunal nipón más de medio siglo después de ser condenado a muerte por asesinato múltiple.

Un exboxeador japonés acusado de haber asesinado a la familia de su jefe hace 52 años y condenado a la pena de muerte fue absuelto este jueves tras una larga batalla judicial que dictaminó que las pruebas de la acusación eran falsas.

«El tribunal declara al acusado inocente«, dijo el juez Koshi Kunii del tribunal de distrito de Shizuoka, al oeste de Tokio.

Iwao Hatanaka, que tiene hoy 88 años, había dejado el boxeo profesional cuando trabajaba en una fábrica de miso, una pasta de soya usada en la comida tradicional japonesa.

Una noche tras un incendio en la casa del director de la fábrica fueron hallados los cadáveres del ejecutivo, su mujer y dos de sus hijos. Los cuerpos mostraban señales de haber sido apuñalados repetidas veces.

Hatanaka, que por vivir en el dormitorio de la fábrica había ayudado a apagar el fuego junto a los vecinos, fue detenido como el principal sospechoso.

La prueba estrella según la fiscalía fueron unas prendas manchadas de sangre encontradas en uno de los tanques de la pasta de miso.

Tras su detención, Hatanaka confesó el crimen. Pero, aunque en el juicio declaró ser inocente, fue condenado a la pena capital y pasó casi medio siglo en el corredor de la muerte antes de que nuevas pruebas condujeran al final de su encarcelamiento en 2014.

Métodos cuestionables

La sentencia del tribunal de este jueves aludió a la confesión forzada y a un interrogatorio «inhumano», reforzando la percepción popular de que el alto porcentaje de condenas que consigue la fiscalía japonesa se origina en sus exhaustivos métodos para extraer confesiones.

Por su delicado estado de salud, Hakamada no acudió al tribunal, pero sí que estaba en la sala su hermana mayor Hideko, de 91 años, quien hizo varias reverencias al juez después de conocer su decisión.

«Hemos ganado la absolución, todo gracias a su apoyo«, dijo la hermana al salir del tribunal, dirigiéndose al público congregado, con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada.

El caso, iniciado en 1966, se ha convertido en un símbolo para los partidarios de la abolición de la pena de muerte en Japón, minoritarios, según los sondeos.

La fiscalía tiene dos semanas para apelar, según los medios locales.

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