La autoridad aduanera alemana ha confirmado que las 35 toneladas de spinners confiscadas en el aeropuerto de Frankfurt han de ser destruidas, así como que esta medida no tiene nada que ver con las reiteradas quejas de muchos profesores que han de dar clase en aulas invadidas por el gadget de moda. El motivo es que estos juguetes, que arrasan en todo el planeta, pueden resultar peligrosos, especialmente para los niños más pequeños.
Debido a una defectuosa manufactura, algunas de sus piezas tienden a desprenderse con facilidad durante el movimiento rotatorio que lo caracteriza y, a la espera de una regulación que establezca condiciones mínimas de calidad en su fabricación, el fidget-spinner ha de ser considerado como un juguete «potencialmente inseguro».
La empresa que importa los spinner, Sodibel S.A., ya había recibido numerosas quejas, la mayoría de ellas concernientes al modelo «SPIN COLOR LED CS5555», cuyas baterías para alimentar la iluminación LED del juguete resultan fáciles de abrir para los niños según había denunciado la plataforma de consumidores Produktwarnung.eu.
La inventora del dispositivo, compuesto por rodamientos que, al girarse,consigue mantenerse estableen sus 3 ejes, es Catherine Hettinger, que ya no posee la patente del producto, pero que desde Florida, en EE.UU., sigue defendiendo su creación y explicando que los peligros que pueda ocasionar se derivan de una fabricación que escatima en medios y no en el juguete en sí mismo. Hettinger apenas logró vender unas 2.000 unidades en ferias de EE.UU. antes de dejar los derechos de explotación de su invento en manos de la juguetera Hasbro, que reconoce haber vendido decenas de miles de millones solamente en Estados Unidos.
Christine Strass, portavoz de la Oficina de Aduanas del aeropuerto de Frankfurt, ha justificado la confiscación explicando que los spinner no cuentan con la marca CE (Conformidad Europea), la cual indica que cumplen con los requisitos legales necesarios para poder ser comercializados de acuerdo con la legislación europea en cuanto a salud, seguridad y protección del medio ambiente. «Tampoco incluyen referencias de las compañías o individuos responsables de su fabricación ni de su embalaje», añade, apoyándose en estas irregularidades para impedir su comercialización en Alemania.
Las autoridades alemanas recomiendan a los consumidores, además, que se aseguren de si aparece o no la dirección especificada del fabricante en el paquete antes de adquirirlos y ponerlos en manos de los niños, así como comprobar si las piezas que lo componen se desprenden con facilidad y en ningún caso permitir su uso a niños menores de tres años, además de chequear si en la etiqueta aparece el certificado CE.