Alemania logra generar en un día energía verde para cubrir casi el 90% de la demanda total

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Alemania sigue su transición hacia las energías renovables para luchar contra el cambio climático a base de récords. El pasado domingo 8 de mayo la potencia económica europea registró una cifra insólita cuando sus plantas alternativas generaron hasta el 87,6% de toda la electricidad que se consumió en el país. El potencial del sol y del viento fue de tal envergadura que, sorpresivamente, el precio de la electricidad cayó en picado hasta valores negativos, lo que supone que los consumidores industriales terminaron cobrando por su consumo energético.

Durante el mediodía la jornada del domingo las plantas de energía solar, eólica, hidráulica y de biomasa alcanzaron un hito histórico para el país que demuestra el potencial de las alternativas ecológicas. Según apuntó el ‘think tank’ sobre política energética Agora Energiewende, alrededor de la una del mediodía estas fuentes generaron 55 gigavatios de los 63 que se consumieron alrededor del territorio.

COTA INÉDITA

El año pasado, Alemania asumió su cuota máxima de energías verdes al producir en un día el 83% de la energía demandada. En un día de sol y viento las plantas alternativas alemanas pueden llegar a generar entre un 60% y un 70% de la energía, pero los números alcanzados el pasado sábado no se habían visto nunca. El récord se registró en un domingo, un día en el que el consumo ciudadano de electricidad es menor. Aún así, el consumo fue mayor que la media habitual. Eso, según aseguró Christoph Podewils, portavoz de Agora, hace creer que en un domingo de registros más bajos se podría haber llegado a producir el 100% de la energía.

El sistema energético alemán fija el precio final de la factura dependiendo de la producción de energía y de la demanda generada por los ciudadanos. Durante los puntos más álgidos del pasado domingo la producción de energías limpias fue tan abundante que “sobró” energía convencional producida por fuentes contaminantes. La sobreproducción energética hizo que los precios se hundieron hasta llegar a números rojos.

EL TERCIO VERDE

Pero no todo son buenas noticias. Traducido en los mercados ese récord supone que para vender acciones de esas compañías eléctricas en la bolsa los accionistas tenían que pagar en lugar de obtener un beneficio. Las empresas de gas pudieron cerrar sus plantas, pero no las de carbón y nucleares, menos flexibles que sus competidores, que terminaron perdieron dinero mientras que consumidores industriales de estas fuentes se beneficiaron de ello.

El país que dirige la canciller Angela Merkel es el principal referente europeo en la transición hacia las energías renovables, con un 33% (un tercio) de su producción que procede ya de estas fuentes no contaminantes. La concienciación ecologista de esta nación se ejemplifica en unas campañas de reciclaje muy asumidas entre la población o iniciativas pioneras como la de Hamburgo, que decidió dejar de comprar productos de plástico con el dinero de los contribuyentes.

España, en dirección contraria

El potencial climático de España es innegable. Su estratégica posición le permitiría ser una potencia en la transición hacia energías renovables como la solar, la eólica o la hidráulica. La realidad, pero, es más amarga.El polémico ‘impuesto al sol’, la ley impulsada por el Gobierno de Marian Rajoy para penalizar a todos los que quieran autoabastecerse de energía mediante placas solares, es el ejemplo más representativo de ello.

España tiene una de las facturas eléctricas más caras del continente. Eso se debe, entre otros factores, a que el 25% de ese pago corresponde a impuestos y que en el recibo se añaden varias compensaciones a empresas contaminantes. Así pues, el consumidor también paga a las nucleares que paralizaron sus inversiones en los años 80, así como a las promotoras de fiascos como como el almacén de gas Castor y al sector minero.

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