La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que una de cada tres mujeres en el mundo que ha mantenido una relación ha sufrido algún tipo de agresión física o violencia sexual en algún momento de su vida. Aunque se tiende a pensar que estos episodios son más frecuentes en las familias con menos ingresos o un bajo nivel educativo, un reciente estudio sostiene que las mujeres de clases acomodadas no son ajenas en absoluto al problema de la violencia de género.
Es más, la presión por mantener las apariencias –por ejemplo, para mostrar que su matrimonio es perfecto– disuade a muchas de abandonar a una pareja violenta o destapar el hecho de que son maltratadas. Así lo indican Megan L. Haselschwerdt y Jennifer Hardesty, profesoras de Desarrollo Humano y Estudios Familiares en las universidades de Auburn e Illinois (EE. UU.).
En su opinión, la cultura de la riqueza, que ensalza el bienestar material, el perfeccionismo y el estatus social, produce unas expectativas que evitan que muchas mujeres se decidan a pedir ayuda. Y ello a pesar de que, supuestamente, las féminas acomodadas cuentan con más recursos y herramientas para escapar de esa situación.
las victimas de maltrato
generalmente terminan sufriendo de sindrome de estocolmo , muchas veces por eso callan sus problemas