Estados Unidos comienza cada década con una radiografía de su población. Los ciudadanos reciben un formulario en su casa en el que deben describir su raza y el Gobierno sabe así desde el número de ciudadanos hasta el origen y la etnia con la que se identifican. Sin embargo, las opciones entre las que pueden elegir los estadounidenses han cambiado a lo largo de la historia, prácticamente cada década, y solo una se ha mantenido constante desde la primera edición en 1790: “blanco”.
Más de dos siglos después, el Censo sigue buscando la mejor manera de identificar a los hispanos o latinos y de otras minorías como los afroamericanos. La variación entre versiones es la representación más transparente de cómo la inmigración, la economía o las guerras han definido la composición demográfica de uno de los países más diversos del mundo.
Esa trayectoria también ha quedado reflejada en los formularios del Censo, cuya evolución fue publicada al completo la semana pasada. Su primera versión solo distinguía entre “blancos libres”, “esclavos” y “otras personas libres”. El término “esclavo” o “negro libre” permaneció hasta 1850 y Estados Unidos no registró “otras razas” que no fueran blancos ni negros hasta 1910.
El término hispano, por ejemplo, no apareció hasta 1980. Anteriormente, en 1930, el Censo creó una casilla para identificar a Mexicanos, pero la comunidad mexicano-americana logró que desapareciera diez años después al considerar que si seguían siendo registrados como “blancos” -como había ocurrido hasta entonces- tendrían más derechos, de acuerdo con la interpretación de la historiadora Cristina Mora.
“Latino” no volvió a constar en el Censo hasta 1970, cuando se podía elegir entre Mexicano, Puertorriqueño, Cubano, Centroamericano, Sudamericano o de origen español, y desde entonces ha cambiado cada década. En 1980 se simplificó en la categoría “de origen hispano o español”, en 1990 se añade el origen “latino” y en 2000 aparece Latino como categoría principal junto a “Hispano” o “Español”. En 2010, por primera vez, los estadounidenses pudieron distinguir si son Hispanos, Latinos o de origen español y, después, si son mexicanos, puertorriqueños, cubanos o de un origen distinto.
Aunque el Censo siempre especifica que “Hispano” o “Latino” no es una raza, su inclusión es una señal del reconocimiento al peso de esta comunidad en la población de Estados Unidos -casi uno de cada seis ciudadanos- y un espejo de cómo ha evolucionado con el tiempocreando su propia manera de identificarse como “latinos” además de “hispanos”.
Este baile de definiciones sólo es comparable al que ha sufrido la categoría de “negro” a lo largo de la historia. “Afroamericano”, un término empleado ampliamente desde hace varias décadas, apareció por primera vez en 2000. Hasta entonces los estadounidenses negros han tenido que elegir entre “Mulato” -si eran birraciales- entre 1850 y 1890, y entre 1910 y 1920; “Negro”, -escrito igual en inglés- desde 1900 hasta 1970 y eliminado por la carga discriminatoria del término; o “Negro” como sinónimo de “Black”, que permanece hasta la actualidad.
La categoría de “Mulato”, además, registró una de las épocas históricas de las que Estados Unidos está menos orgulloso. Cuando las leyes discriminatorias distinguían la “regla de la gota de sangre” negra en personas blancas, también lo hizo el Censo. Los agentes que completaban el registro recibían instrucciones para distinguir como “negro” a una persona “con tres cuartos o más de sangre negra, ‘mulato’ si tienen entre tres y cinco octavos de sangre negra, ‘quadroon’ si solo tienen un cuarto y ‘octoroon’ si tienen menos de un octavo o cualquier resto de sangre negra”, según registró el libroGrados de Ciudadanía, de Melissa Nobles.
La posibilidad de escoger una raza o etnicidad propia no existió además hasta 1960. “Cuando agentes a caballo completaron el primer Censo, la raza estaba considerada una característica física establecida”, explica el Centro Pew Research. En la actualidad, raza o etnia son un concepto definido por muchos más factores familiares, sociales o culturales.
Desde el año 2000, existe la opción de elegir más de una raza, por lo que Estados Unidos registra hasta 63 posibilidades para identificar a los ciudadanos gracias a la combinación de alternativas. La última encuesta, realizada en 2010, reveló que nueve millones de estadounidenses utilizan más de una categoría racial para definirse. Entonces, Estados Unidos también aprendió, según un estudio de Pew Research, que el número de personas que se identifican como birraciales o multirraciales se ha duplicado desde 1980.
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