Primero fue Samsung con su Note 8, luego Apple con sus codiciados iPhone 8 y X, y ahora es Google quien levanta el brazo solicitando nuestra atención con su esperada apuesta: los nuevos Pixel. El gigante de Mountain View, al igual que Tim Cook, juega siempre en casa al integrar plataforma y hardware en el mismo equipo, logrando una integración absoluta y ofreciendo una superior experiencia de uso. Este año, además, el morbo es especial dado lo elevado de las apuestas de sus principales rivales y, como ocurre a menudo, el bloguero y editor de VentureBeat, Evan Blass, ha logrado en primicia adelantar lo que la marca presentará mañana a todo el mundo.
Estaríamos ante dos nuevas versiones de la familia Pixel, que vienen a remplazar a los modelos anteriores, pero en esta ocasión, con un lanzamiento en paradinha: en primer lugar, se presentaría el modelo más compacto, y el plato fuerte vendría semanas más tarde. ¿Le resulta familiar esta estrategia? Sí, es la misma que ha empleado Apple con sus nuevos iPhone: la disponibilidad del 8 llegó en apenas días para saciar las ganas de los más ansiosos, mientras que el plato fuerte, el X, está todavía por llegar. En este sentido, Blass nos muestra dos tamaños del presunto Google Pixel 2: uno con pantalla de 5 pulgadas y un segundo, el XL, que contaría con un panel de 6 pulgadas, unas dimensiones muy cercanas a la propuesta de Samsung con el Note 8.
En lo que respecta al hardware, y refiriéndonos únicamente a lo que muestran las imágenes, muchos se decepcionarán al descubrir que Google no ha apurado en exceso los bordes, una tendencia que parece haberse convertido en el Santo Grial en el segmento. Los Pixel siguen luciendo bordes en los laterales y, sobre todo, en la parte superior e inferior de la pantalla; una decepción para algunos, pero algo menor para otros. Estas nuevas dimensiones y la integración con el sistema operativo, logran una nueva distribución en pantalla que permite bajar el campo de búsqueda a la parte inferior, junto al botón home virtual. El modelo inferior sería fabricado por HTC, mientras que el XL sería responsabilidad de LG.
Los terminales llegarían con 4GB de RAM y a escoger entre 64 y 128GB de capacidad
Ambos llevarían, en buena lógica, Android “puro” (Oreo), movido por un chip Snapdragon 835, que es precisamente el que equipan los pata negra de Samsung; pero aquí estaríamos ante un inesperado contratiempo, puesto que, en realidad, estos no serían los planes de Google. El gigante había planeado equipar ambos dispositivos con un chip Snapdragon 836, pero al parecer, los problemas de suministro habrían obligado a recurrir al modelo precedente y sin distinguirse en este aspecto de sus rivales. Los terminales llegarían con 4GB de RAM y a escoger entre 64 y 128GB de capacidad; en lo que respecta a los precios (en España no se comercializan, al menos por el momento), rondarían los 650 dólares para el benjamín de la familia y los 850 dólares para el más grande en sus versiones más baratas.