En su reunión de política monetaria correspondiente al mes de agosto de 2016, el Banco Central de la República Dominicana decidió mantener invariable la tasa de interés de política monetaria en 5.0% anual.
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Comercial sobre el sistema de pagos como parte de la
campaña de educación económica y financiera del BCRDhttps://t.co/TomH0zz3gO— Banco Central RD (@BancoCentralRD) May 12, 2016
La decisión respecto a la tasa de referencia tomó en consideración el balance de riesgos en torno a las proyecciones de inflación, así como el desempeño del resto de los principales indicadores macroeconómicos y las expectativas del mercado. El pasado mes de julio, la tasa interanual de inflación fue de 1.85%, manteniéndose por debajo del rango meta de 4.0%±1%. En enero-julio, la inflación acumulada fue de 0.36%. Asimismo, la inflación subyacente interanual, la cual está relacionada con las condiciones monetarias, ascendió a 1.67% interanual. Los modelos de pronósticos prevén que la inflación convergería hacia la meta establecida en el Programa Monetario en el horizonte de política monetaria.
En el ámbito externo, las más recientes informaciones muestran una ligera desaceleración en la economía de Estados Unidos de América (EUA) que creció 1.2% en el segundo trimestre del año, mientras la inflación se situó en 0.8%. Asimismo, las condiciones del mercado laboral han mejorado en EUA situándose la tasa de desempleo en 4.9%, en el nivel de pleno empleo. Según Consensus Forecast, el crecimiento económico de EUA alcanzaría 1.5% al finalizar este año, recuperándose a 2.3% en 2017.
La Zona Euro se expande a una tasa de crecimiento en torno a 1.6% interanual en línea con lo esperado. La inflación de la Zona Euro fue de 0.2% en el mes de julio, mientras el desempleo se ha reducido a alrededor de 10%, impulsado por la caída de este indicador laboral en Alemania, donde la tasa de desempleo se sitúa en 4.2%. Según Consensus Forecast, la Zona Euro se expandiría en 1.5% en 2016 y 1.2% en 2017.
Entre las economías emergentes, China crecería en torno a 6.6% en 2016 y 6.2% en 2017, según el FMI, mientras América Latina continuaría en recesión, cerrando el presente año con una caída del producto de -0.5% con reducciones importantes del crecimiento en países como Brasil, Venezuela, Ecuador y Argentina. Para 2017, América Latina exhibiría una expansión del PIB real de 2.0%.
En los mercados de bienes primarios, el precio del petróleo se mantiene en torno a US$45/barril, por debajo del promedio estimado en el Presupuesto Nacional. En lo que se refiere al oro, su precio experimenta un alza de alrededor de 15% en comparación a 2015, al ubicarse en torno a US$1,300 la onza troy, muy por encima del precio de US$1,100 con el que se elaboró el presupuesto. La evolución de los precios del oro y del petróleo contribuiría a facilitar la ejecución de la política fiscal y alcanzar los resultados esperados del sector externo.
En el ámbito doméstico, la economía dominicana mostró un fuerte dinamismo al crecer 7.4% en enero-junio, impulsado por la expansión del PIB real de 8.7% durante el segundo trimestre del año. De este modo, la proyección de crecimiento apunta a una tasa en torno a 7.0%, muy por encima de lo estimado en el Marco Macroeconómico para 2016. Este crecimiento sería el más alto de América Latina por tercer año consecutivo. En el sector financiero, el crédito al sector privado en moneda nacional crece por encima de 11.5% interanual, superior a la proyección del producto nominal para el final del año.
En el ámbito fiscal, se observa una moderación del gasto en el segundo semestre del año en consonancia con la meta de déficit establecida en la Ley de Presupuesto. En el sector externo, la cuenta corriente fue positiva en el primer semestre del año y cerraría en 2016 con un pequeño déficit entre 1.7% y 1.9% del PIB. Bajo este contexto, se mantienen las condiciones favorables para el aumento en las reservas internacionales y la estabilidad relativa del tipo de cambio.
El Banco Central reafirma su compromiso de continuar conduciendo la política monetaria orientada al logro de su meta de inflación, a la vez que seguirá monitoreando la evolución de la economía mundial y la coyuntura doméstica, a fin de adoptar las medidas necesarias ante riesgos sobre la estabilidad de precios y el buen funcionamiento de los sistemas financiero y de pagos.