Brasilia.— Hartos del goteo de escándalos de corrupción que azota al país desde hace meses, decenas de miles de brasileños protestaron ayer en las principales ciudades del país para exigir medidas que pongan fin a esta situación y para defender las investigaciones en curso, que consideran amenazadas por el gobierno.
El detonante de esta nueva jornada de protestas fue un polémico proyecto de ley contra la corrupción, que aún debe ser aprobado por el Senado, y las recientes detenciones de algunos políticos relevantes, como los dos últimos gobernadores de Río de Janeiro.
Ante tal panorama, ayer 131 mil brasileños, según datos de los organizadores citados por el portal G1, dejaron de lado las diferencias ideológicas y se unieron con un objetivo común: exigir la retirada del proyecto de ley y defender la independencia de las instituciones que combaten la corrupción.
Convocadas por diferentes movimientos sociales, las protestas tuvieron lugar en unos 200 ciudades repartidas por todo el país, entre las que se encontraban la mayoría de las capitales regionales.
La mayor concentración tuvo lugar en la emblemática playa de Copacabana, en Río de Janeiro, donde varios miles de cariocas lograron cortar el tráfico en la Avenida Atlántica para hacer oír sus demandas.
Una marea de personas vestidas con los colores verde y amarillo de la bandera brasileña exigía un cambio en la situación política del país y mostraba mensajes tales como “lucha contra la corrupción” y “castigar a jueces y fiscales, diga no”, en referencia a uno de los puntos más polémicos incluidos en el proyecto de ley que ya fue aprobado por la Cámara de Diputados.
El texto base del paquete de medidas contra la corrupción propone castigar con cárcel a fiscales y jueces que actúen por “causas político-partidarias”.
Este punto es visto como una amenaza velada a los fiscales que investigan los distintos casos de corrupción que salpican a la practica totalidad de los partidos del arco político brasileño, en especial, a los responsables de indagar el escándalo de corrupción que envuelve a la estatal Petrobras.
En la capital del país, Brasilia, unos 5 mil manifestantes, según cálculos de la Policía Militar, se concentraron en la Explanada de los Ministerios, frente al Congreso, con pancartas en las que se leía: “El pueblo contra la corrupción” o “el poder emana del pueblo”.
En Sao Paulo, la protesta tuvo lugar en el corazón financiero, la Avenida Paulista.
Marchas similares, todas ellas pacíficas, se reprodujeron en otras capitales de estado como Belo Horizonte.
Al concluir la jornada, el gobierno brasileño consideró “ejemplar” el comportamiento de los ciudadanos que participaron en las manifestaciones.
“Este comportamiento fortalece aún más nuestras instituciones. Es preciso que los Poderes de la República estén siempre atentos a las reivindicaciones del pueblo brasileño”, señaló el gobierno, a través de un comunicado divulgado por la Secretaría Especial de Comunicación Social de la Presidencia.