Para algunos es vital y no podrían vivir sin él. Otros lo demonizan al considerarlo el principal responsable de ponerle fin a las relaciones de pareja o hasta las amistades, ya que puede sacar a la luz inseguridades personales y provoca angustia, celos y hasta incertidumbre.
El WhatsApp es una fuente constante de conflictos sentimentales, donde se pone en juego la privacidad de las personas y se exponen arriba de la mesa cuestiones íntimas. Los problemas por la última hora de conexión (permite conocer el momento justo en que la otra persona estuvo conectado e interactuó) o el doble check con la tilde azul han sido contemplados por el psicólogo Marcelo Brosky, quien visitó los estudios de Infobae para reafirmar su preocupación por este nuevo fenómeno que obsesiona a las personas.
EL WHATSAPP SE HA CONVERTIDO EN UNA HERRAMIENTA DE CONTROL ENTRE LAS PERSONAS
«Cuando alguien ‘clava el visto’ y no responde, la gente tiende a pensar que el otro no tiene interés o quiere quedarse con la última palabra», explicó el psicólogo. «Igualmente, no hay nada más violento que no responder», afirmó. «Uno empieza a escribir en el WhatsApp pensando que es una conversación hablada y es por eso que no soporta el silencio y nunca puede finalizar la charla», dijo el psicólogo.
Este tema ha generado numerosos conflictos de pareja, estimando que son más de 300 millones de usuarios activos que tiene la plataforma en el mundo. Los autores del estudio explicaron que aplicaciones como WhatsApp favorecen sólo la primera fase de las relaciones, pero con el tiempo empiezan a revelarse sus efectos negativos, acompañados del aumento de los celos y el control.