Ceremonia: La moda nacional se engrandece

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El 16 de agosto República Do­minicana vivió un trascenden­tal aconteci­miento que marcó la his­toria política y social de la nación. Luis Abinader se convirtió en el primer man­datario latinoamericano en juramentarse en tiempo de pandemia.

La moda ha puesto su toque de originalidad en un acto solemne y estricta­mente protocolar, que pre­cisamente en torno a la ves­timenta define reglas muy claras. En las damas el lar­go de la falda es específica­mente sobre las rodillas o por debajo, mangas largas y por supuesto la obligato­riedad del color blanco, cui­dando también que los tex­tiles y detalles utilizados sean distintos a un ambien­te de coctel. Calzados cerra­dos, accesorios, maquillaje y peinados a discreción.

A partir de aquí nuestra selección.

La primera dama de la República, Raquel Arbaje, lució una imagen perfecta y sublime. Vestida de la dise­ñadora Jenny Polanco rin­dió un homenaje a su vida y su talento, y por igual a la industria de la moda local. Detalles de ámbar en los bo­tones proyectaron la domi­nicanidad.

Las hijas de la pareja presi­dencial, Esther, Adriana y Ga­briela, haciendo honor a su juventud apostaron por ta­lentos jóvenes para diseñar sus atuendos. Carolina Sanz confeccionó la pieza que vis­tió Esther, mientras que Jusef Sánchez tuvo a su cargo los vestidos de Adriana y Gabrie­la. Un aire de modernidad definió estas creaciones en las que destacaron los cortes y las asimetrías.

Impecable lució la vice­presidente de la República, Raquel Peña. Luis Domín­guez firmó la elegante pie­za que reunía todos los có­digos solicitados. El menos es más se lució con todo su esplendor, sin dejar nada al improviso, y manteniendo un delicado y discreto equi­librio entre corte, silueta y textura.

Milagros German, direc­tora de Comunicaciones de la Presidencia, estuvo igual­mente vestida por Luis Do­mínguez. Importante resal­tar como con este diseño también se respetaron los códigos protocolarios, pero en este caso dando un po­co más de libertad al factor moda por medio de detalles como el péplum asimétrico.

El estilo de la alcaldesa de Santo Domingo ya se re­conoce. Femenina, román­tica y delicada fue su estam­pa en el pasado acto vestida por Carolina Sanz. Intere­sante es observar que, al con­tario del acto en el que asu­mió sus funciones, no optó por un look tan impactan­te. Cuidando los detalles es­te atuendo fue más sencillo, sabiendo que en esta ocasión la atención no se centraba en torno a su figura.

Otra representante de la nueva generación que pro­yectó una imagen adecua­da y ajustada al protocolo, conservando su espíritu jo­ven y femenino fue Char­lene Canaán, diputada por la provincia Hermanas Mi­rabal. El diseño de Michelle Reynoso estuvo delineado por una silueta sirena, que evocando a los años 50 en­contró el perfecto comple­mento a través del peinado y el maquillaje.

En el caso de los caba­lleros apegarse a las reglas protocolarias de la vesti­menta en un acto de esta naturaleza es mucho más fácil. Se trata de apostar al corte y entalle perfecto pa­ra proyectar la elegancia re­querida. El presidente de la República estuvo vestido a la medida por La Ronde marcó el precedente para los demás caballeros.

Carlos de la Mota, actor dominicano recientemen­te designado como vicemi­nistro de Relaciones Exte­riores, vistió de José Jhan. Un traje blanco que hacia lucir su porte de caballero enmarcado en un nuevo es­cenario. Siempre se destaca por el uso de detalles pun­tuales que comunican su estilo personal, en este ca­so un pisacorbatas en forma de lentes, lo que otorgó a su imagen un toque joven en­tre tanta formalidad.

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