Los motivos que llevaron al Airbus 321 de la aerolínea rusa Metrojet a desplomarse en el Sinaí egipcio no son claros. La primera hipótesis ha sido la del accidente: Rusia ha querido neutralizar cualquier versión de atentado terrorista luego de que el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) se atribuyera el derribo del avión.
Pero lo cierto es que la región donde cayó está poblada por grupos terroristas, y el Kremlin ha reconocido, contra su versión original, la posibilidad de un ataque. Se supo que un satélite de los EEUU registró en la zona una señal de calor, coincidente con el estallido de una bomba.
Desde la compañía, en tanto, han descartado cualquier posibilidad de falla técnica que la comprometa. El director general de Metrojet, Alexander Smirnov, ha sido claro: «La única explicación posible podría ser un impacto externo en el avión».
Con este escenario, ha sido difícil determinar qué ha pasado realmente. Pero sí se han podido reconstruir los últimos segundos de vida de las 224 personas, entre ellos, 17 niños, que viajaban a bordo. La recopilación, realizada por el diario británico Daily Mail, ayuda al trabajo de esclarecimiento.
De acuerdo con los datos de vuelo, y hasta tanto estén los resultados de las dos cajas negras, el avión sufrió fuertes sacudidas antes de iniciar el descenso. Las diferencias de altura fueron de unos 900 metros hacia arriba y hacia abajo en tres segundos.
Los pasajeros, aún atados a sus asientos, fueron absorbidos luego por un agujero que se abrió en el fondo de la nave como consecuencia del desprendimiento de la cola. Habían pasado sólo 23 minutos desde el despegue cuando el A-321 descendió 10.000 metros y se estrelló contra el suelo.
LOS PASAJEROS FUERON ABSORBIDOS POR UN AGUJERO QUE SE ABRIÓ TRAS LA PÉRDIDA DE LA COLA DEL AVIÓN
Algunos datos extras también han sido reveladores. Contra lo que se dijo en un principio, los pilotos no reportaron falla alguna a la torre de control. Tampoco pidieron permiso para aterrizar en El Cairo, lo que alejaría la posibilidad de un problema técnico.
El satélite infrarrojo de los Estados Unidos, que detectó en la ruta del avión una única ráfaga de calor, potente, instantes antes de que se estrellara la aeronave, podría ser determinante. Todo apunta a que una bomba podría haber viajado en las bodegas del avión. Una foto que muestra la cola del A-321 con la chapa del fuselaje doblada de adentro hacia afuera ha alimentado esa hipótesis.
Como el satélite detectó un único destello, los investigadores han descartado la posibilidad de unmisil lanzado por los terroristas del Estado Islámico. El analista militar británico Paul Beaver, citado por el Daily Mail, ha dicho que ISIS no tiene en su poder un misil tierra-aire capaz de alcanzar los 10.000 metros de altura. «Eso es una pieza muy sofisticada y no creo que tengan semejante cosa en su poder», dijo Beaver.
Darina Gromova, la pequeña que se convirtió en símbolo de la tragedia de Metrojet https://t.co/lg4wEm63wa pic.twitter.com/gpb0dfQ1fG
— Infobae América (@InfobaeAmerica) November 2, 2015
Otra posibilidad es que exista algún fallo técnico no detectado, por confirmarse con el análisis de las cajas negras, que provocara una súbita explosión. Otro dato no ha hecho más que sumar aún más confusión: la agencia rusa Tass ha afirmado que en la zona del accidente se han encontrado»elementos que no forman parte del avión» y que serán «analizados».
Hasta que estén los registros de las grabadoras todas han sido hipótesis, claro está.
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