«No puedo culpar a nadie, sólo a mí misma», dijo Maria Sharapova en una multitudinaria conferencia de prensa posterior a conocerse los resultados de su control antidoping del Abierto de Australia. Horas después, la tenista rusa, ganadora de cinco títulos de Grand Slam y ex número del ranking ATP, empezó a ser despojada de sus contratos de patrocinio más lucrativos.
Se hizo cargo de su error. Continuó con el consumo de un medicamento llamado Meldonium, una sustancia que empezó a tomar en 2006 y que ingresó en la lista de prohibidas de laAgencia Mundial Antidopaje (AMA) el 1 de enero de este año. Pero su sinceridad no entró en la consideración de sus sponsors.
Su acuerdo con la firma de indumentaria deportiva era el más suculento de su larga lista de convenios. La última renovación había sido en 2010, donde firmó por 70 millones de dólares hasta 2018, es decir, 8,75 millones anuales que le serán quitados de sus ganancias.
Según Forbes, la tenista de 28 años fue la atleta femenina mejor pagada del mundo durante 11 años consecutivos con ganancias de más de 29,7 millones de dólares en el último calendario. El 77,4% de ese dinero embolsado, es decir 23 millones de dólares, corresponden a dinero de patrocinio y derechos de imagen.
El consuelo de la tenista rusa estará en la línea de dulces que lanzó en 2012, llamadoSugarpova. Pero la marca todavía está en expansión. Sus chocolates, dulces y caramelos, aún no se han convertido en furor.
Mientras dure su suspensión provisoria, confirmada por la Federación Internacional de Tenis (ITF, por sus siglas en inglés) hasta que concluya la investigación el 12 de marzo, Maria Sharapova buscará la forma de evitar el derrumbe de su imperio empresarial.