El cuerpo humano experimenta muchos cambios en el espacio. Los músculos se debilitan, el corazón cambia su forma y tamaño, se pierde densidad ósea… y sin embargo, hay algo que no cambia en absoluto: la menstruación.
No importa que no haya gravedad, el ciclo menstrual de la mujer funciona en el espacio de la misma forma que en la Tierra.
«El flujo de sangre menstrual no se ve afectado por la ingravidez, así que no fluye de vuelta al cuerpo», escribió recientemente la ginecóloga espacial Varsha Jain en el sitio académico The Conversation del King’s College de Londres.
¿A qué se debe esto?
«La hormona foliculoestimulante, responsable de activar el ciclo menstrual, no se ve afectada en un viaje espacial», le dijo a BBC Mundo la doctora Jain.
Según la investigadora y miembro del departamento de Obstetricia y Ginecología del Instituto Nacional para la Investigación de la Salud del Reino Unido, en la Tierra se han hecho varios estudios análogos donde se simula el ambiente espacial.
En estos casos la hormona responsable de la menstruación tampoco se ha visto afectada.
Jain agrega que incluso en trabajos hechos con animales enviados al espacio los resultados fueron similares.
Pero científicos no han podido determinar la razón exacta por la que esta hormona permanece invariable cuando el resto del cuerpo necesita adaptarse al hecho de estar flotando.
Lo que saben es que el hecho de que no se produzcan cambios es un indicativo de que el período no depende de la gravedad.
Quizás es porque, tal y como sugiere Jain, «el cuerpo sabe que necesita deshacerse de ello».
Empoderamiento
Y para la experta, estas son buenas noticias.
«Cuanto menos cambie el cuerpo en el espacio, mejor».
En el pasado, el hecho de que las mujeres menstruaran era visto como un impedimento para que fueran astronautas.
«Algunos argumentaban que la menstruación podía afectar la habilidad de la mujer», escribió recientemente Adam Cole, periodista científico de la cadena estadounidense National Public Radio.
En los años 40 se demostró que esto no era cierto. «Pero la idea no murió allí», agregó.
Otras teorías en torno a menstruar en el espacio hablaban de los efectos de la microgravedad y cómo la sangre podía subir por las trompas de Falopio y llegar al abdomen, causando dolor, entre otros problemas de salud.
«Pero en realidad nadie realizó experimentos para comprobar si esto era un problema, así que no había datos para apoyar o refutar estos temores», aclaró el periodista.
«Hasta donde sabemos, y por lo que nos cuentan las mismas astronautas, las mujeres que han escogido menstruar en el espacio aseguran que no han tenido problemas», aclaró Jain.
Para Jain, una vez comprobado que el período menstrual no es un impedimento para ir al espacio, el hecho de lidiar con flujos de sangre en un ambiente sin gravedad puede ser una situación que muchas mujeres astronautas prefieran evitar.
«Afortunadamente para ellas, hoy en día hay formas de detener la menstruación».
Si bien no hay un consenso sobre recomendar la supresión menstrual completa, Jain asegura que la mayoría de los expertos sugiere que no hay efectos a largo plazo para la salud de la mujer.
«Esto es importante porque se trata de empoderar a las mujeres», señala la experta.
«Si las astronautas en el espacio pueden optar por no tener la menstruación durante períodos largos, otras mujeres con trabajos específicos (en la Tierra) podrían hacer lo mismo».
No obstante, el hecho de que la menstruación no se vea afectada es un tema que hay que tener en cuenta para misiones largas al espacio, como un viaje a marte.
Independientemente de que la mujer elija o no tener la regla, en la nave debe haber espacio tanto para las miles de pastillas que ayuden a mantener el período a raya o para los productos sanitarios.