En diseño, Apple muestra menos encanto y más confusión

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Olvidemos la salida de audífonos durante un momento.

Claro, es muy molesto que los últimos iPhone de Apple (el 7 y 7 Plus), que la semana pasada se presentaron en San Francisco y que serán enviados a los clientes a partir del 16 de septiembre, no incluyan un puerto para insertar audífonos. Sin embargo, te acostumbrarás.

La ausencia de esa salida está lejos de ser la peor desventaja del producto más reciente de Apple. En vez de eso, es un síntoma de un problema más grave que afecta a buena parte de la línea de productos de la empresa: la estética de Apple se ha estancado.

La empresa de la manzana ya no lidera el diseño de software o hardware. Aunque los nuevos iPhone incluyen varias características nuevas, entre ellas que son resistentes al agua y tienen cámaras mejoradas, se ven muy similares a los anteriores. Sucede lo mismo con el nuevo Apple Watch. Mientras que los competidores han imitado e incluso superado los mejores diseños de Apple, lo que antes era icónico en los celulares, computadoras, tabletas y otros productos de la empresa ahora parece genérico.

Esta es una valoración subjetiva. La compañía dice que no va  a cambiar su diseño solo para que haya algo nuevo; el diseño actual del iPhone, que debutó en 2014, ha vendido cientos de millones de unidades. ¿Para qué meterse con el éxito? En un video que acompañó la presentación del iPhone 7, Jonathan Ive, el director de diseño, dijo que el dispositivo era “la evolución más deliberada” de su visión de teléfono inteligente.

Sin embargo, hay señales de que otros comparten mi crítica de los diseños de Apple. Diseñadores industriales y críticos de la tecnología solían embelesarse con sus dispositivos más recientes; hoy en día se percibe menos encanto y más confusión.

El año pasado, Apple lanzó un estuche para batería que parecía embarazado —“un diseño vergonzoso”, dijo The Verge— y un ratón recargable con un puerto de carga en la parte inferior, lo cual significa que debes voltearlo para cargarlo. Además, el control remoto de Apple TV violó la primera regla del diseño de controles remotos: no lo hagas simétrico, para que las personas puedan saber qué botón presionar cuando no hay luz en la habitación (consejo: ponle una liga a la parte de abajo para saber qué extremo del control sostienes).

Además está la cuestión del diseño de interfaz del software. El Apple Watch, que también se lanzó el año pasado, lucía bien (y algunas de sus correas eran verdaderamente hermosas), pero su interfaz de usuario era tan desconcertante y tomaba tanto tiempo aprender a usarla que la empresa tuvo que regresar a la fase de dibujo. En una nueva actualización que se presentará pronto, la interfaz del reloj se ha simplificado sustancialmente.

Es la misma historia con Apple Music. Después de que las críticas destrozaran el servicio de música en línea por su gama de opciones confusa, Apple tuvo que rediseñarlo por completo el año pasado.

No solo se trata de que algunos productos nuevos de Apple hayan estado plagados de fallas en su diseño. El mayor problema es la ausencia de encanto. Hace poco le pedí a varios amigos expertos en tecnología que compartieran conmigo su opinión de las elecciones estéticas de Apple. “¿Cuál fue el último diseño que de verdad los deslumbró?”, les pregunté.

Hubo una pequeña muestra de apoyo para el MacBook, ese ordenador hermoso y pequeño (aunque tenga fallas de funcionalidad) que Apple lanzó el año pasado. Sin embargo, la mayoría dudaba entre el iPhone 4 y el iPhone 5: dos diseños atrevidos que instantáneamente fueron reconocidos como superiores a cualquier otro en el mercado.

 En particular, el iPhone 5 fue una joya para mí: sus costados planos, sus bordes biselados y su notable calidad de construcción sugerían algo milagroso, como si el diseñador hubiera recibido inspiración divina encerrado en su habitación blanca. Pero el iPhone 4 y 5 fueron lanzados en 2010 y 2012. Si se debe regresar a la última elección presidencial para encontrar un diseño que de verdad haya captado la atención de las personas, entonces algo falta.

Estas dificultades plantean dos preguntas: ¿cuál es la gravedad del problema? y ¿cómo pueden resolverlo?

Lo primero: no es un problema grave, pero sí es urgente. A pesar de la desaceleración de su crecimiento, Apple aún es la empresa electrónica más rentable del mundo. Las encuestas de satisfacción de los usuarios demuestran que los clientes aman sus productos. Incluso si los conocedores de la tecnología ya no deliran en torno a los diseños de Apple, hay pocas señales de que las quejas hayan afectado las ventas.

A pesar de las críticas, Apple Music también consiguió 17 millones de suscriptores en un año. Apple no publica cifras de ventas del reloj, pero muchos analistas creen que estas han tenido un buen ritmo, y las encuestas de satisfacción de los clientes están por los cielos. El iPhone ha probado ser notablemente duradero; como lo argumenté el año pasado, el continuo dominio de ese teléfono es lo más cercano a una apuesta segura en el mundo de la tecnología.

El peligro real está en la reputación a largo plazo de Apple. Gran parte de esa marca se basa en el diseño y en una noción de que todo lo que produce es un regalo de la vanguardia.

Hace dos años, el diseñador Khoi Vinh, exdirector de diseño de The New York Times que ahora trabaja en Adobe, resumió la pericia de los diseños de Apple así: “Si hay un solo hilo que une casi cada parte del hardware de Apple, es la convicción, la idea de que sus diseñadores creían con cada fibra de su ser que el factor de la forma que creaban era el resultado de incontables decisiones correctas que, en suma, conformaban la única y mejor opción para diseñar ese producto”.

Sin embargo, al evaluar el iPhone 6, que entonces era nuevo, Vinh sintió que Apple se había desviado del camino. Mientras que el 5 tenía líneas nítidas y sofisticadas que lo distinguían de todos los demás, “la forma del iPhone 6 parece no tener inspiración, pues recuerda a las formas pasadas de moda del iPhone original, y apenas logra distinguirse de los incontables celulares que desde entonces han adoptado esa apariencia”, escribió.

Eso fue en 2014. Ahora, dos años más tarde, aún tenemos el mismo diseño básico. Durante años, Apple ha lanzado un iPhone con diseño nuevo cada dos años, pero ahora serán tres años sin una nueva apariencia.

Mientras que Apple ha lentificado su desarrollo en el diseño, sus rivales se han puesto al día. El año pasado, Samsung rehízo su línea de teléfonos inteligentes Galaxy con un nuevo diseño de cristal y metal que lucía prácticamente idéntico al iPhone. Después, fue más allá. A lo largo de unos cuantos meses, Samsung lanzó varias características sofisticadas que culminaron en el Note 7, un gran celular que ha recibido buenas críticas en todas partes.

Con sus costados curvos y su pantalla sin bordes, el Note 7 se sacó un gran truco de la manga: aunque su tamaño es menor al del celular de Apple, en realidad tiene una pantalla más grande. Así que gracias a su diseño inteligente, obtienes más de un objeto más pequeño… exactamente el tipo de innovación que esperábamos de Apple.

Una advertencia importante: el software de Samsung aún es lento, y su reputación de tener buena calidad se vio afectada cuando la semana pasada se anunció que remplazaría los celulares Note 7 debido a un defecto en la batería que provocaba explosiones espontáneas. En cuanto a demostrar ser expertos en fabricar un dispositivo que no explota, Apple aún supera a Samsung.

Sin embargo, no es probable que esos reveses perduren. Apple no puede dormirse en los laureles de sus éxitos pasados por mucho tiempo.

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