Las fuertes alzas de las acciones, las materias primas y los mercados emergentes en los últimos tres meses tienen un importante hilo en común: la caída del dólar. Es un tema que genera creciente ansiedad entre los inversionistas que creen que puede ser el eslabón más débil.
El dólar acumula un descenso de 4,5% este año y se ubica en sus niveles más bajos en un año frente a una canasta de monedas, mientras otras inversiones se han disparado. Los precios del crudo de referencia en Estados Unidos, por ejemplo, han subido 69% desde los mínimos de febrero. La cotización del oro creció 16,5% en el primer trimestre, su mejor desempeño en tres décadas. Y las acciones, bonos y monedas de las economías emergentes han registrado avances de dos dígitos en 2016.
Analistas de Morgan Stanley que midieron la correlación entre la debilidad del dólar y el índice que ese banco elabora sobre el apetito de los inversionistas por el riesgo, hallaron que estaba en su mayor nivel de los últimos 20 años.
La preocupación es que la relación podría revertirse fácilmente. El dólar es muy dependiente de las percepciones sobre lo que la Reserva Federal hará con las tasas de interés, las cuales podrían cambiar rápidamente. Los analistas advierten que los fundamentos del petróleo, los activos de mercados emergentes y muchas acciones parecen demasiado débiles para sostener por sí solos las recientes alzas de precios.
“La divisa es el factor más influyente para los mercados este año”, asevera Graham Secker, responsable de estrategia de renta variable europea de Morgan Stanley. “Si el dólar empieza a subir, el apetito global por el riesgo caerá”.
Los datos que el Departamento de Trabajo de EE.UU. difundió el viernes sobre una desaceleración del crecimiento del empleo en ese país, mantuvo firmes las apuestas de los mercados por los activos de mayor riesgo. Las cifras le dan a la Fed buenas razones para no modificar las tasas de interés de corto plazo, dicen los economistas.
A los operadores del mercado les preocupa que nuevos datos económicos dejen a la Fed más cerca de elevar las tasas —lo que apuntalaría el dólar— si las cifras muestran un mayor dinamismo. Un alza de tasas eleva el atractivo del dólar al aumentar su rentabilidad.
“Di un suspiro de alivio ya que el actual repunte del riesgo seguirá”, reconoció Paresh Upadhyaya, director de estrategia de divisas para Pioneer Investments, tras el anuncio de las cifras de empleo.
El estratega, cuya firma administra cerca de US$249.000 millones, cerró sus posiciones que en los últimos meses apostaban a un alza del dólar y, en cambio, ha invertido en monedas de países emergentes como la rupia india, el rublo ruso y el peso argentino.
El repunte de los mercados tendría pronto un nuevo examen. Esta semana se divulgarán los resultados de las ventas minoristas en EE.UU. y varios miembros de la Fed harán presentaciones. La próxima semana el gobierno anunciará las cifras de producción industrial.
Cuando el dólar se debilita, los precios de las materias primas, que están denominados en la moneda estadounidense, tienden a apreciarse, aunque en muchos de esos mercados haya un exceso de suministro. Al mismo tiempo, las divisas de los mercados emergentes se aprecian, lo que abarata el pago de su deuda externa. De todos modos, numerosas economías emergentes han sido golpeadas por una menor demanda de China, uno de los principales consumidores de commodities del mundo. Acciones y otros activos podrían ser también víctima de una renovada alza del dólar.
El Índice de Demanda de Riesgo Global de Morgan Stanley, que mide el apetito por el riesgo al analizar los movimientos en mercados como los de renta variable, materias primas y economías emergentes, se está moviendo en la dirección prácticamente opuesta a la fortaleza del dólar. La correlación llegó a menos 86% a inicios de abril.
Una significativa correlación negativa quiere decir que los activos tienden a caer cuando el dólar sube y a apreciarse cuando el dólar desciende. Hasta el 5 de mayo, la correlación era menos 76%.
La Fed comenzó 2016 con planes para subir las tasas de interés cuatro veces durante este año después del alza de un cuarto de punto porcentual en diciembre. En marzo, sin embargo, la presidenta del banco central, Janet Yellen, indicó que no tenía prisa en elevar las tasas y aludió como justificación el escuálido crecimiento global.
Los futuros de la tasa de referencia de fondos federales, la herramienta que usan los inversionistas para apostar a la dirección de los intereses en EE.UU., asignaron el viernes una probabilidad de 13% a que la entidad aumente las tasas en su reunión de junio, mientras que la probabilidad de que subiera en diciembre era 61%, según CME Group.
Los fondos de cobertura y otros inversionistas especulativos no habían sido tan pesimistas sobre la cotización del dólar desde febrero de 2013, según CFTC y Scotiabank.
La visión negativa sobre el dólar creció con la adopción de la Fed de un tono más cauto sobre el alza de tasas, mientras los bancos centrales de Europa y Japón parecen renuentes a seguir relajando sus políticas de crédito barato. Esa es una mala noticia para el dólar, que se había beneficiado de las expectativas de una creciente brecha entre las tasas de interés de EE.UU. y las de Europa y Japón.
Sin embargo, esta disposición pesimista respecto del valor del dólar también significa que el mínimo indicio de que la Fed adopte un sesgo más restrictivo podría hacer que los inversionistas acudan en masa a comprar dólares.
“El mercado se ha vuelto complaciente”, señaló Steven Englander,director de estrategia cambiaria de los G-10 para Citigroup Inc.“Existe el riesgo… de que la Fed haga una indicación repentina que verdaderamente sorprenda a los mercados”, afirmó.
Algunos analistas advierten que los inversionistas podrían subestimar las probabilidades de un incremento de las tasas antes de lo previsto. Varios representantes del banco central han sugerido que un alza en el corto plazo no ha sido descartada. El presidente de la Reserva Federal de Dallas, Robert Kaplan, dijo que apoyaría un aumento en junio o julio si mejoran las cifras de la economía. Otros funcionarios del banco central han realizado comentarios similares.
Un dólar fuerte no sería necesariamente una mala noticia para todos los mercados. Las bolsas de Japón y Europa han tenido un mal desempeño este año en parte porque sus monedas se han apreciado contra el dólar, lo que encarece las exportaciones. “No creo que un fortalecimiento del dólar sea negativo para todas las clases de activos”, dijo Peter Fitzgerald, director de activos múltiples de Aviva Investors. “Un alza del dólar conduciría a un debilitamiento del yen y del euro, lo que beneficiaría a esos mercados”.