El ecologista Van der Bellen logra derrotar a la ultraderecha en Austria y será el nuevo presidente

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Alexander Van der Bellen es el nuevo presidente de Austria.

El austríaco Norbert Hofer quedó a un paso de convertirse en el primer político de extrema derecha en llegar a la presidencia de un país de Europa occidental desde la Segunda Guerra Mundial, al ser derrotado por Alexander Van der Bellen por un 0,6% de los votos: 50,3% a 49,7%.

El resultado fue anunciado este lunes luego de una tensa espera y sólo una vez que se completó el conteo de los votos por correo, los que terminaron inclinando la balanza en favor de Van der Bellen.

La victoria del exlíder del Partido Verde, quien participó en los comicios como independiente, seguramente será bienvenida en la mayoría de las capitales europeas, que ya se habían mostrado preocupadas por una posible victoria de Hofer.

Pero, a pesar de la misma, el apretado resultado confirma la creciente popularidad de los partidos nacionalistas de extrema derecha en el continente, los que seguramente también celebrará los buenos resultados de su similar austríaco.

Elecciones Austria
Hofer mantuvo una ligera ventaja hasta el conteo de los votos por correo.

«Puede ser que después de contar los votos postales no estemos adelante, pero yo diría que igual hemos ganado», ya había declarado el domingo un jubiloso Hofer, cuando los primeros resultados le daban una estrecha ventaja por sobre Van der Bellen,

«La mitad de los austríacos eligieron el camino de Norbert […] Hoy se hizo historia», destacó también el líder del Partido de la Libertad, Heinz-Christian Strache, quien aspira a ganar las próximas elecciones federales, previstas para 2018.

Y al momento de reconocer su derrota, Hofer insistió en que estas elecciones debían ser vistan «como una inversión para el futuro».

Simbolismo

En Austria, el rol de presidente de la República es eminentemente simbólico.

Pero el simbolismo de una posible victoria de la extrema derecha en las urnas logró que buena parte del continente siguiera con mucha atención los comicios del domingo, los primeros en los que no participaba ninguno de los partidos de centro que habían dominado la política austríaca desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

La mayoría de los analistas coinciden en vincular el resurgimiento del Partido de la Libertad, un movimiento fundado por simpatizantes nazis, con el creciente descontento con los partidos políticos tradicionales y, sobre todo, con el aumento en el número de migrantes en el país.

De acuerdo a la agencia Reuters, la proporción de solicitantes de asilo por número de habitantes de Austria es la tercera más alta de Europa, solamente por detrás de Hungría y Suecia, y en la actualidad uno de cada cinco ciudadanos austríacos no pude escribir o hablar fluidamente el alemán.

Y el país ya ha recibido más del doble de solicitudes per cápita que Alemania, según cifras de la oficina de estadísticas de la Unión Europea, Eurostat.

Fue en ese contexto que el discurso nacionalista y anti-inmigrante del Partido de la Libertad, encontró terreno fértil, especialmente en las zonas rurales del país.

Y uno de los retos de Van der Bellen, quien durante su campaña se declaró dispuesto a «ser el presidente de todos los ciudadanos que vivan en Austria aún sin ser austriacos», será el encontrar la manera de lidiar con los miedos y preocupaciones que el tema genera en prácticamente la mitad de la población.

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