Estados Unidos prometió hoy ayudar a disipar la «incertidumbre energética» en Centroamérica y el Caribe, en una cumbre destinada a promover la diversificación de fuentes de energía en la región y reducir de paso su dependencia del programa venezolano de petróleo subsidiado Petrocaribe.
El vicepresidente de EE.UU., Joseph Biden, presidió en el Departamento de Estado la segunda cumbre sobre seguridad energética en el Caribe, que este año también incluyó a los gobernantes de Centroamérica.
«La inseguridad energética es enormemente dañina» para la economía de un país, subrayó Biden durante la sesión plenaria que cerró la cumbre en el Departamento de Estado.
Biden recordó que el 85 % de la energía del Caribe procede del petróleo, y destacó la necesidad de diversificar esa matriz energética incluso ahora que los precios del crudo están bajos, porque inevitablemente acabarán subiendo.
«Queremos que (sus países) tengan seguridad energética» para atraer inversión extranjera, lograr más crecimiento y, en consecuencia, «mayor prosperidad», destacó el vicepresidente.
A la cumbre asistieron, entre otros, los presidentes de Panamá, Juan Carlos Varela; Honduras, Juan Orlando Hernández; El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, y Guatemala, Jimmy Morales, junto con el vicepresidente de Nicaragua, Moisés Omar Halleslevens, y altos representantes del resto de los países centroamericanos y caribeños.
La mayoría de los invitados a la cumbre pertenecen a Petrocaribe, un programa venezolano lanzado en 2005 e integrado por 18 países, incluidos Honduras, Guatemala, Cuba, Nicaragua, República Dominicana, Haití, Belice y una decena de islas del Caribe.
No obstante, un funcionario estadounidense negó hoy que la cumbre se hubiera convocado en reacción a Petrocaribe, porque la permanencia de los países de la región en ese programa «no excluye» que quieran buscar otras fuentes o atraer más inversiones privadas.
«No van a escuchar que nadie mencione hoy la palabra Venezuela en absoluto», dijo a los periodistas el subsecretario adjunto de Estado de EE.UU. para Centroamérica y el Caribe, Juan González.
Aún así, indicó que muchos países miembros de Petrocaribe están «entrando en problemas fiscales, teniendo problemas a la hora de invertir en su infraestructura y su sector energético».
«Aunque los precios del combustible estén bajos, sigue habiendo un sentido de urgencia en Centroamérica y el Caribe de asegurarse de hacer las inversiones necesarias para que no les afecten los altibajos de los precios de la energía», añadió González.
Durante su visita a La Habana en marzo pasado, el presidente de EE.UU., Barack Obama, invitó a Cuba a participar en la cumbre, pero finalmente el Gobierno cubano no envió a ningún representante.
«No lo interpretamos (la ausencia de Cuba) como algo negativo, sino que la puerta siempre estará abierta para que Cuba participe en esta conversación», indicó González.
Con motivo de la cumbre, la Agencia Estadounidense para el Desarrollo (Usaid) anunció hoy que pondrá a disposición de los países de Centroamérica y el Caribe un total de 10 millones de dólares en subvenciones para proyectos concretos, unos fondos que pueden solicitarse hasta marzo de 2017.
Además, los mandatarios que asistieron a la cumbre recibieron el informe final de un grupo de trabajo que Obama lanzó en abril de 2015 para evaluar los retos de energía en Centroamérica y el Caribe.
El informe alienta a una mayor integración energética en la región y aboga por duplicar la capacidad del Sistema de Interconexión Eléctrica de los Países de América Central (Siepac), de los 300 MW que produce actualmente a 600 MW.
El presidente panameño, Juan Carlos Varela, apoyó este miércoles ese objetivo de mayor cooperación al expresar su respaldo al «proyecto de interconexión entre Colombia y Panamá», que sería «un hito en la integración de la infraestructura energética entre el centro y el sur de América, desde México a Chile».
En un discurso durante la sesión plenaria, Varela también defendió que Panamá tiene «una oportunidad única para ser un foco de gas natural licuado (GNL) para toda la región», dado que en 2018 abrirá la primera planta de generación de energía a base de esa fuente en toda Centroamérica.
También asistió a la cumbre el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, quien opinó que este es el momento para que los países de las dos regiones «aceleren sus esfuerzos para diversificar sus matrices energéticas».
En paralelo a la cumbre, la consejera del Departamento de Estado, Kristie Kenney, encabezó una reunión sobre seguridad con los líderes de los países del Caribe, que se centró en temas como el control de fronteras, el combate al narcotráfico, el lavado de dinero y la disminución de los bancos corresponsales en la región.