El ‘asteroide de Halloween’ tiene forma de calavera

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Astrofísicos de todo el mundo han pasado la noche en vela para observar el paso cercano a la Tierra de 2015 TB145, un asteroide también llamado «la gran calabaza» por la proximidad de su visita con la festividad de Halloween. Su momento de mayor aproximación a la Tierra ha sido esta tarde, hacia las seis hora peninsular española, pero los científicos han aprovechado esta noche para utilizar sus potentes observatorios y averiguar más sobre su tipología y composición. El objeto fue descubierto hace tan solo 20 días, debido a su órbita.

La NASA ha hecho público esta madrugada un comunicado en el que explica que el objeto celeste, que tiene «apariencia de calavera», es más probable que sea un cometa extinto que un asteroide. En términos astronómicos estos se conocen como ACO, Asteroid in Cometary Orbit, asteroide en órbita cometaria. Los científicos de la agencia espacial estadounidense han observado el objeto en sus observatorios de Mauna Kea (Hawaii) y Arecibo (Puerto Rico).

Las primeras imágenes tomadas permiten saber que se trata de un objeto esférico, que tiene unos 600 metros de diámetro y que completa su rotación cada cinco horas.

Se trata de un objeto esférico, que tiene unos 600 metros de diámetro y que completa su rotación cada cinco horas

2015 TB145 pasará por la vecindad de la Tierra hoy sábado 31 de octubre, exactamente a 486.000 kilómetros (unas 1,3 veces la distancia Tierra-Luna). La máxima cercanía se producirá a las 17h (UTC).

«Los datos indican que el objeto puede ser un cometa extinto, y por las imágenes de Arecibo, parece que se ha confeccionado un disfraz de calavera para su vuelo en Halloween», ha dicho Kelly Fast, directora de los programas de la NASA de NEOs (Near Earth Object, asteroides próximos a la Tierra).

«Hemos descubierto que el objeto refleja aproximadamente el 6% de la luz que recibe del Sol», ha dicho Vishnu Reddy, investigador del Instituto de Ciencias Planetarias de Tucson, Arizona (EE UU). «Es similar al alquitrán fresco, y aunque aquí en la Tierra creemos que es muy oscuro, en realidad es más luminoso que el típico cometa, que solo refleja entre el 3% y el 5% de la luz. Eso sugiere que podría ser un cometa en origen, pero no se observa ninguna coma [cabellera], así que creemos que es un cometa extinto», ha añadido.

La colaboración internacional ha sido muy eficiente en este caso: el nuevo NEO ha sido observado todos los días desde su descubrimiento y, gracias a ello, se ha podido precisar su órbita y calcular su tamaño de forma aproximada. El problema, como comentaba en el blog del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) el astrofísico Miquel Serra-Ricart, radica en que no conocemos la totalidad de NEOs entre 500 metros y 1 kilómetro (tipo Tunguska), con capacidad de tener efectos globales en nuestro planeta en caso de impacto directo. Con los datos disponibles en la actualidad, sabemos que no se producirá otro encuentro de similares características hasta el año 2026.

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