El atacante que abrió fuego en una universidad de Oregon le disparó a una compañera y luego le ordenó que le rogara que no la matara. Cheyeanne Fitzgerald, la joven de 16 años, que sobrevivió al ataque de Christophen Sean Harper-Mercer reveló que el asesino le dio un sobrepara que entregara a las autoridades y luego le ordenó que se fuera a un rincón del aula.
El resto de los alumnos, en cambio, fueron abatidos mientras se arrastraban por el suelo.
La información fue proporcionada a la prensa por Bonnie Schaan, madre de Cheyeanne, fuera del hospital donde a la menor de edad se le extrajo un riñón luego de haber recibido un disparo.
Familiares de otros sobrevivientes del ataque en el que murieron nueve personas reconocieron que Harper-Mercer le había dado algo a un estudiante de la clase.
El pastor Randy Scroggins, cuya hija de 18 años, Lacey, logró escapar ilesa, manifestó que ella llegó a escuchar cuando el agresor le prometió a Cheyeanne que no la iba a matar. «No te preocupes, tú eres la que va a sobrevivir», fue lo relatado por Lacey.
La joven de 18 años agregó que el atacante además le exigió que la información contenida en el sobre fuera entregada a la policía.
Scroggins señaló que su hija logró salir viva del ataque porque quedó parcialmente cubierta por el cuerpo de otro estudiante. Harper-Mercer pensó que ella estaba muerta, le pasó por encima y luego continuó disparando a otras personas.
«Salvó a mi hija. Su hijo será siempre un héroe para mí», le comunicó el pastor a la madre de Treven Anspach, el joven de 20 años que cubrió a Lacey en el piso. «Lamento mucho su pérdida», agregó.
La policía confirmó la existencia de un manifiesto que dejó el agresor, pero no divulgó su contenido.
Las autoridades, por su parte, tampoco han revelado un posible motivo del ataque. En un comunicado, la familia del asesino se expresó «sorprendida y entristecida» por los asesinatos.
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