El Día de la Tierra abre firma Acuerdo de París

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Día histórico. Laurent Fabius, presidente de la COP21, mientras da el malletazo de adopción del Acuerdo de París.

El 22 de abril, Día de la Tierra, en el marco de una ceremonia de alto nivel que está siendo convocada en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, Estados Unidos, por el secretario general Ban Ki-moon, quien es el depositario del Acuerdo de París, se dará apertura a la firma de ese tratado internacional. Los presidentes de los países que pertenecen a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) se darán cita allí.

Entonces habrán transcurrido poco más de tres meses de la adopción del Acuerdo de París, cuando Laurent Fabius, presidente de la COP21 y ministro de Asuntos Exteriores y Desarrollo Internacional del gobierno francés, la noche del 12 de diciembre invitó a que fuera aprobado: “Miro la sala y veo una reacción positiva. No veo objeciones. Adoptado”. Al tiempo que pronunciaba esta última frase daba un malletazo sobre la mesa, generándose de inmediato una algarabía acompañada de abrazos y felicitaciones que se extendió por varios minutos, aunque no todos celebraron. Habiéndose disipado el fantasma de Copenhague (COP15 – Dinamarca, 2009), que culminó sin acuerdo, ocasionando un estancamiento de las acciones contra el cambio climático, regresó la solemnidad a la sala que acogía la última sesión plenaria de la COP21, en Le Bourget, en la capital francesa.

La entrada en vigencia del Acuerdo de París sobre Cambio Climático está prevista para 2020, año que culmina el segundo período de compromiso del Protocolo de Kioto, siempre y cuando haya sido ratificado por al menos 55 países que representen el 55% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI).

El Acuerdo de París es el instrumento con el que se pretende reducir o evitar emisiones de GEI que incrementen la temperatura global del planeta en más de dos grados Celsius, aunque se procurará que ese incremento no sea mayor de 1,5%, un escenario más favorable para países isleños como República Dominicana, que ha sido evaluado a nivel mundial como el octavo país con mayor vulnerabilidad frente al cambio climático.

La invitación a los presidentes de los 195 países de la Convención no es solo a asistir a la firma del Acuerdo de París, sino a que depositen sus respectivos instrumentos de ratificación, aceptación, aprobación o adhesión, según proceda, tan pronto como les sea posible. El tratado establece la creación del Grupo de Trabajo Especial sobre el Acuerdo de París, que se encargará de los preparativos para su entrada en vigor. El período hábil para la firma será de un año. Quienes no lo firmen podrán adherirse posteriormente.

Compromisos insuficientes
El mayor temor acerca de este instrumento es que no logre frenar el incremento de temperatura en los niveles que advierte la ciencia, debido a que los compromisos de reducción de emisiones que presentaron los países mediante sus contribuciones previstas determinadas a nivel nacional (INDC, por su sigla en inglés) no son suficientes. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático indica en su quinto informe que la producción de gases de efecto invernadero desde 2010 se ha colocado en 49 gigatoneladas por año. Una gigatonelada equivale a mil millones de toneladas.

En el Acuerdo se expresa preocupación por el hecho de que los niveles estimados de las emisiones agregadas de GEI en 2025 y 2030 resultantes de las INDC no son compatibles con los escenarios de 2∫C, sino que conducen a un nivel proyectado de 55 giga-toneladas en 2030 y a un incremento de 3∫C.

Esa preocupación fue hecha suya por Nicaragua en la plenaria de adopción del acuerdo, cuando advirtió que un incremento global en 3 grados en la temperatura sería catastrófico para las islas y demás países en desarrollo.

Sudáfrica, que hizo la vocería del Grupo 77 y China (conformado por 130 países en desarrollo, entre ellos República Dominicana) consideró el acuerdo como una zapata para seguir aumentando la ambición de la reducción global y argumentó que el éxito de la lucha contra el cambio climático se fundamenta en que los países desarrollados incrementen la ambición de sus acciones y ofrezcan suficiente apoyo para las acciones de los países en desarrollo.

Otra coalición que tomó la palabra fue el Grupo Paraguas, integrado por países desarrollados que no pertenecen a la Unión Europea, entre ellos Estados Unidos, Rusia, Japón y Australia. Este último, quien tuvo la vocería, definió el acuerdo como una estrategia para que cada país continúe trabajando, de conformidad con sus circunstancias nacionales, en aras de alcanzar las acciones fuertes y efectivas que necesita el planeta.

La Unión Europea expresó en ese escenario que está comprometida firmemente con sus responsabilidades financieras, en tanto que el Grupo de Integridad Ambiental, conformado por Suiza, México y Corea, resaltó que para avanzar hacia un mundo neutro en emisiones de GEI el acuerdo compromete a los países a reportar sus reducciones cada cinco años a partir de 2020. La COP22 se realizará en Marruecos del 7 a 18 de noviembre. La tarea primordial será achicar la brecha entre la ambición y las reducciones a las que se han comprometido los países.

LOS MAYORES EMISORES
En la plenaria de cierre de la COP21, China expresó que cumplirá sus obligaciones internacionales conforme a sus circunstancias nacionales luego de que alcance un pico de emisiones lo antes posible (antes de 15 años), ese país contribuye con el 20% de las emisiones globales de GEI. Estados Unidos, en tanto, expuso que en París se sentaron las bases para la sostenibilidad, y que si bien hay elementos no satisfactorios para todos, el acuerdo permitirá que los países se vayan preparando para afrontar el cambio climático y la transición hacia una economía con menos emisiones. Ese país produce el 17.9% de las emisiones de GEI a nivel global, colocándose como el segundo gran emisor del planeta.

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