El FBI elevará este año la amenaza de los crímenes racistas de grupos extremistas a “prioridad de seguridad nacional”, según ha anunciado esta semana el director de la agencia de investigación federal, Christopher Wray, quien ha avisado de que tiene intención de igualar el peligro que representan estos grupos, comenzando por los neonazis, al nivel de organizaciones yihadistas como Estado Islámico.
«La amenaza del terrorismo no solo es variada: es despiadada», ha explicado Wray en una comparecencia ante el Comité Judicial de la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos donde ha expuesto sus planes de futuro.
Gracias a esta nueva prioridad, el FBI podrá asignar más recursos al problema en términos de personal, agentes y analistas, explica a Vice Mark Concordia, instructor del FBI contra el terrorismo del Estado de Nueva York y profesor asociado de Justicia Criminal en la Universidad Roberts Wesleyan.
«La decisión se basaría en los análisis de inteligencia y obviamente en el aumento potencial de este tipo de ataques, ya sea que la investigación demuestre que son un crimen de odio o estén motivados por la raza y si pueden estar vinculados a una organización o ideología más grande, en lugar de centrarse en un solo individuo», según Concordia.
El pasado noviembre, y ante el Senado norteamericano, Wray no tuvo dudas a la hora de señalar que la mayoría de estos crímenes racistas organizados están alimentados «por algún tipo de ideología supremacista blanca».
En su explicación del miércoles, Wray destacó que los ataques racistas fueron la principal fuente de violencia ideológica en 2018 y 2019, y desde 2001 han sido los más sangrientos. En muchos casos, los perpetradores pueden pasar rápidamente de la retórica a la violencia.
“Eligen armas de fácil acceso: un automóvil, un cuchillo, una pistola, tal vez un artefacto explosivo que pueden construir de manera cruda en Internet, y siempre eligen ‘objetivos blandos’”, es decir, civiles desprotegidos, según Wray. “Estamos ante la mayor amenaza para nuestro país”, ha añadido.
Con esta iniciativa, Wray concede al «terrorismo blanco» una importancia considerablemente mayor a la otorgada por la Casa Blanca, que lleva años señalando al terrorismo islamista como el gran peligro para el país.
De hecho, en su discurso del pasado martes sobre el Estado de la Unión, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, solo hizo mención a la lucha contra el «terrorismo islámico radical», pero no a otras formas de actividades terroristas.
Wray, por contra, recordó con datos que los crímenes por odio racista alcanzaron una cifra récord en 2018 en las ciudades norteamericanas, el año del peor ataque antisemita de la historia del país, cuando 11 fieles de una sinagoga de Pittsburgh murieron a tiros.
El FBI realizó cerca de 107 arrestos por terrorismo doméstico en 2019, a la par con el número de arrestos internacionales por terrorismo. Entre ellos se encuentran ocho presuntos miembros de “La Base”, una organización neonazi que planeaba una serie de atentados contra sinagogas en Nevada y Colorado, tras una operación que se extendió por cuatro estados.