En la comunidad El Limón, en Samaná, residen más de 500 familias con alrededor de 8,000 personas. Su actividad económica está vinculada de forma directa e indirecta al turismo ecológico que se mueve entorno al Monumento Natural Salto El Limón.
Colmados, talleres artesanales, restaurantes, fruterías, ranchos dedicados a la venta de alimentos y a organizar excursiones y hasta las bancas de lotería experimentan una baja en sus ingresos por las pocas visitas que ha tenido la cascada en los últimos meses, fruto de la desaparición de su caudal, producto de la deforestación en las montañas de su entorno y agravada por la sequía que afecta a República Dominicana.
El Salto el Limón tiene más de 35 años siendo aprovechado como destino turístico, con una visitación anual de más de 70,000 personas. Comprende un área de 18 kilómetros cuadrados alimentado por los ríos Arroyo Chico y por los ojos de agua del Limón.
El rancho La Manzana tiene 17 años brindando el servicio de visitas guiadas al monumento natural. Es el segundo parador de mayor volumen en visitas, de los 13 que existen en la zona. Está integrado al Clúster Turístico de Samaná y recibía un promedio de 17,000 turistas al año, el 85% extranjeros.
Su propietario, Salvador Alcalá, explica que en temporada baja, de junio a agosto, solía recibir un promedio de 30 a 40 visitantes al día. En la actualidad no sobrepasan los 10 y en ocasiones no llega nadie. Dice que la mayor parte de los turistas que visitan el salto provienen de Bávaro, Punta Cana.
En temporada alta, entre noviembre y abril, el rancho recibía más de 100 personas por día.
Alcalá explica que diariamente podían trabajar más de 3,000 personas provenientes de la comunidad y otros pueblos vecinos, como Arroyo Chico o Juana Vicenta. El afluente era el motor económico que movía la zona.
El salto El Limón es un atractivo para dominicanos y extranjeros.
Fruto de las bajas en las visitas, el rancho se ha visto obligado a reducir la cantidad de empleados. De 13 personas solo quedan cuatro. Además, contaba con más de 50 comunitarios asociados a las visitas guiadas en caballos y que también han visto afectado su modo de subsistencia.
Una de las propuestas es la ampliación de las rutas al monumento natural. Resalta que las visitas guiadas a caballos generan mayor interacción de la comunidad. Cada turista a caballo es guiado de la mano de hombres y mujeres de la zona.
Yudelkis Beltré trabaja en una banca de lotería. Expresa que la baja de turistas en la zona hace que las ventas de ticket para los sorteos sean menor.
Erlin García, vendedor de tragos de alcohol en la entrada de la cascada, explica que en el año que tiene establecido en el lugar ha visto la fluctuación de los turistas.
Dania Gerónimo, de 23 años de edad, es madre de tres pequeños. Su forma de ganar el sustento de la familia es trasladando turistas a caballo al salto. Se queja de la baja afluencia de visitantes y dice que solía dar dos viaje al día, y ahora solo uno y a veces ninguno.
Leonel Castillo (Bushé), de 21 años de edad, tiene como fuente de ingresos un papagayo rojo que presta a los turistas para fotografiarse a cambio de una propina. Precisa que con la actividad solía ganar hasta 60 dólares al día, mientras que ahora las ganancias solo rondan los 10 dólares.
Salvador Alcalá, quien también es vicepresidente de la Asociación Comunitaria de Ecoturismo Salto del Limón (Acesal), destaca que el ojo de agua que alimenta la cascada es la de Arroyo Chico, el cual, debido al asentamiento de personas en el lugar, ha degradado su cauce. La deforestación para la producción de pasto para la ganadería también se suma al problema, dice.
Cita además entre los factores negativos las escasas precipitaciones que ha tenido el país los últimos ocho meses.
El coordinador de la Comisión Ambiental de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Luis Carvajal, enfocó siete factores que inciden en el deterioro del salto. Señaló la eliminación de la cobertura boscosa en la cabecera del arroyo como la principal causa del problema. “El Salto El Limón no depende de las lluvias; depende de la condensación que permite la vegetación especializada en las laderas, que es la primera barrera de los vientos alisios cargados de humedad”.
Otros son los puntos de secuestros y desvío de aguas (canalización), agricultura, ganadería extensiva, las construcciones de caminos y la eliminación de bosque de galería (espacio colindante con el bosque principal).
Turistas disfrutan la experiencia de visitar el salto a caballo.
La zona de la cascada fue declarada área protegida, mediante el Decreto 233-96, del 3 de julio de 1996, pero la zona en donde se encuentra el ojo de agua en Arroyo Chico no está incluida en su ámbito de conservación. Los terrenos están ocupados de forma privada.
Carlos Augusto Batista, ambientalista y miembro del grupo SOS Ambiente RD, resalta que otras fuentes acuíferas de Samaná se encuentra en la misma situación. Cita el caso de la Cascada Lulú, la cual está represada en la cabecera, lo que hace que no llegue agua a la cascada.
Precisa que la eliminación de la capa boscosa es el principal problema de la falta de agua en los ríos. Apunta que no se debe confundir la sequía con los procesos de deforestación. Resalta que el país cada año atraviesa por época de bajas precipitaciones, pero a medida que se descarta la capa boscosa de la parte alta, que es la que atrapa la humedad de las nubes, los ciclos climáticos se van modificando.
Turista tomando un trago en la entrada del río.
“El salto no se recupera en dos días, ni con dos ciclones que vengan, porque lo que hará es acumular agua. Mientras esté la lluvia, el salto tendrá agua, cuando se agote, la cascada volverá a secarse, porque ya no hay bosque, que es el que se encarga de acumular agua y devolverla poco a poco. Se ha eliminado el colchón hídrico”, lamenta.
Batista condena que en República Dominicana no tenga datos pluviométricos de ríos importantes para el ecoturismo.
Recientemente Acesal realizó una jornada de reforestación en la zona, con el programa Huellazúl, de la terminal marítima y zona franca DP World Caucedo. Plantaron 2,700 árboles de mara, caoba criolla y cedro.
El renombrado ambientalista Eladio Fernández aclara que una reforestación no el programa adecuado, sino una “restauración del ambiente”.
Fernández, autor de 9 libros fotográficos de la naturaleza de las Antillas Mayores y co-autor de la guía de aves de República Dominicana y Haití (Princeton University Press 2006), recuerda que cuando se reforesta se usan plantas de rápido crecimiento, sin tomar en cuenta las plantas endémicas y nativas.
“La palabra ‘reforestación’ quedó desfasada hace 35 años, se debe hablar de restaurar del ambiente. Se trabaja a partir de un listado de plantas que están en la zona de forma natural, y se reproducen en un vivero, para luego plantarlas”, dice.
Fernández, quien también es fotógrafo de la Organización para la conservación del medio ambiente League of Conservation Photographers (iLCP) y perteneciente a la junta de directores de Fundación Progressio and Fondo Peregrino RD, explica que cuando se usan plantas que no son nativas, pero de rápido crecimiento, la flora y la fauna del lugar no tienen ninguna evolución.
“Existen grupos sensibles a los temas medioambientales, que cuando escuchan situaciones como las del Salto El Limón se reúnen y van a reforestar, y en ocasiones crean un problema mayor, porque luego se tienen que cortar esas plantas y tener que volver a plantar con las nativas ya que estas no aporta al medio ambiente”, asegura.
El español Santi Limón, propietario del centro excursiones con igual nombre, tiene más de 25 años en la actividad turística en la zona. Apunta que como las excursiones al salto son cada vez más escasas ha tenido que diversificar el negocio hacia otros atractivos turísticos.
Santi señala que a las problemáticas provocadas por la tala y quema de árboles, se agrega la pesca sin control de jaiba (cangrejo azul).
Turistas polacos fotografiándose frente al Salto El Limón.
Comenta que para 2015 la cascada sufrió condiciones como las de ahora, pero luego de dos años seguidos lloviendo le devolvieron parte del esplendor al monumento natural.
Culpa a las autoridades del Ministerio de Medio Ambiente, que encabeza Ángel Estévez, por la poca vigilancia y sanciones a los que hacen cualquier tipo de acción que afecta a la naturaleza.
“Yo pasé por un lugar que habíamos reforestado con 2,000 árboles, para hacer otra reforestación, y quedaban 20 árboles. Es un desastre total. Si sales a la península de Samaná ahora mismo, observas más de diez fuego”, aseguró.
Urge frenar la agricultura
La Asociación Dominicana de Prensa Turística (Adompretur) propuso, de manos de Luis Carvajal, varias acciones para salvar el Monumento Natural Salto El Limón, entre las que figuran la recuperación de la vegetación.
Considera vital frenar la agricultura y ganadería extensiva, iniciar procesos de acompañamiento de las autoridades de supervisión y aportar recursos económicos para su recuperación ambiental.
También, revisar las infraestructuras grandes y pequeñas que se han levantado en la zona y prohibir nuevas. Incorporar a toda la ciudadanía y tener un esquema de comanejo que involucre la comunidad para acciones de restauración y reforestación.
Mientras, el asalto exhibe una precipitación poco notable asociada a las lluvias que se han presentado en el territorio los últimos días y a la canalización con tubería de plástico desde los ojos de agua que alimentan la cascada para que no se pierda antes de llegar.
Jack, quien proviene desde Polonia, visita la cascada por segunda vez. Le atrae la vegetación, las frías aguas y el recorrido a caballo. Las acciones de los comunitarios, de los responsables de los negocios turísticos y de las autoridades de Medio Ambiente determinarán si el turista polaco se inspire a una tercera visita a un salto que se extingue.
Flora de Samaná
El director del Jardín Botánico Nacional, Ricardo García, explica que en la península de Samaná existen unas 1,252 distintas especies (817 nativas y 7 endémicas), las cuales deben ser consideradas al momento de restaurar los bosques del entorno del Salto El Limón.
Resalta que entre las especies más importantes para reforestar Samaná están: mara (Calophyllum calaba), ceiba (Ceiba pentandra), Juan Primero (Simaruba glauca), balata (Manilkara bidentata), maricao (Byrsonima spicata), penda (Cithaexylum fruticosum), palma real (Roystonea hispaniolana), grigri (Bucida buceras), caimito (Chrysophyllum oliviforme).
Otras pueden ser: guasará (Eugenia dominguensis), cigua (Ocotea sp), samán (Samanea saman), capá (Petitia dominguensis), Juan colorado (Bombacopsis emarginata), mamey (Mammea americana), almácigo (Burseras simaruba), amacey (Tetragastris balsamifera).