Andreas Lubitz, el copiloto que estrelló en los Alpes franceses el avión de la Germanwings que cubría la línea entre Düsseldorf y Barcelona el pasado 24 de marzo, apenas dormía en los días previos al drama, obsesionado con unos presuntos problemas de visión que le crearon una psicosis.
El rotativo «Le Parisien» publica hoy parte de los mensajes que Lubitz envió a uno de sus doctores, en los que aseguraba temer que los problemas de visión que sufría le impidieran mantener su puesto en la compañía germana.