El Gobierno de Estados Unidos recordó este sábado que sus fronteras «no están abiertas» y anunció un plan para incrementar el número de vuelos de deportación, especialmente a Haití, tras el cruce masivo de nacionales de este país caribeño a Del Río (Texas, Estados Unidos ) desde México.
«La Administración (del presidente Joe) Biden reitera que nuestras fronteras no están abiertas y que la gente no debe hacer el peligroso viaje», señaló el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en sus siglas en inglés) en un comunicado.
El DHS confirmó su estrategia «para acelerar el ritmo y aumentar la capacidad de los vuelos de deportación a Haití y otros destinos en el hemisferio dentro de las próximas 72 horas».
Además de al país caribeño, Estados Unidos está haciendo vuelos regulares de expulsión y deportación a México, Ecuador y los países del Triángulo Norte.
Por otro lado, la rama del Gobierno encargada de la inmigración a Estados Unidos explicó que la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en sus siglas en inglés) y la Guardia Costera se han coordinado en las últimas horas para trasladar a personas que están acampando en Del Río a otros pasos de entrada al país, como el de Eagle Pass, a unos 100 kilómetros.
Solo este viernes trasladaron a 2.000 migrantes, según el propio DHS.
Con estas medidas, el Gobierno de Biden busca desalentar la llegada masiva de ciudadanos haitianos a territorio estadounidense.
Cerca de 13.000 inmigrantes irregulares, en su mayoría haitianos, están retenidos por las autoridades migratorias estadounidenses en un campamento improvisado debajo el puente internacional que une Del Río (Texas) con Ciudad Acuña (México).
Los migrantes han estado cruzando desde el pasado martes a Estados Unidos y han desbordado a las autoridades migratorias, que han improvisado el campamento a la espera de ir gestionando solicitudes de asilo.
La lentitud para tramitar estas solicitudes, sin embargo, ha hecho que el campamento haya crecido, ya que no cesa la llegada de nuevos inmigrantes.
Para hacer frente a esta situación, la CBP enviará 400 agentes y funcionarios más al sector de Del Río con el objetivo de gestionar esas solicitudes con mayor velocidad.
Los indocumentados están durmiendo al raso y carecen de servicios básicos, unas condiciones que amenazan con crear una nueva emergencia humanitaria en la frontera sur.