Después de dos meses de revisión, un grupo de trabajo de la NASA concluyó que el envío de astronautas en el primer vuelo del nuevo cohete no sería factible debido a los enormes costes de acomodar, de forma segura, al equipo que participará en la misión de 2019. Supondrá el primer paso de Estados Unidos para volver a explorar la vida humana fuera de nuestro planeta.
El gobierno de Trump ha expresado el deseo de reiniciar rápidamente el programa de vuelos espaciales tripulados. Pero con rara excepción, la NASA prueba primero los cohetes sin astronautas debido a los enormes riesgos asociados con los vehículos espaciales.
Los cohetes, en los primeros años de vuelo espacial, no eran confiables en las fases de prueba. En algunas ocasiones llegaron a explotar en la plataforma o poco después del despegue. Hoy en día tales desastres suelen ocurrir en las empresas privadas de cohetes como ATB Orbital y SpaceX. A pesar de los grandes avances tecnológicos, la ciencia del cohete conserva su reputación como algo muy arriesgado.
El administrador en funciones de la NASA, Robert Lightfoot Jr., solicitó el estudio a mediados de febrero. El grupo determinó con relativa rapidez que el cambio de la estrategia existente probablemente costaría varios cientos de millones de dólares e interrumpiría los horarios del Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS por sus siglas en inglés) y del nuevo vehículo tripulado, Orion, según dio a conocer una persona familiarizada con el estudio.
El consenso del equipo aún no ha sido anunciado oficialmente y la decisión del presidente Donald Trump sobre la conveniencia de añadir o no tripulación en el primer vuelo del SLS podría no tener en cuenta esos análisis, de acuerdo a informaciones de personas que quieren guardar el anonimato porque no están autorizadas a opinar sobre los asuntos internos de la NASA. De ser así, una solicitud de la Casa Blanca para proporcionar un financiamiento adicional al organismo público espacial para 2018 debería realizarse con relativa rapidez.
Los funcionarios de la NASA se negaron a comentar las conclusiones o los plazos en los que se haría un anuncio.
«Cada vez que tratas de agregar capacidades de una forma rápida es normal que hayan problemas de este tipo«, asegura Casey Dreier, director de política espacial en The Planetary Society, una entidad que presiona a las instituciones para lograr un mayor financiamiento en la ciencia espacial y la exploración. «Cambiar los planes a medio camino supone empezar a incurrir en costos que no son proporcionales a tu retorno económico», añade.
«Estás trabajando con estos programas masivos que están dispersos e integrados en múltiples centros y cadenas de suministro. Cambiar eso es dirigirse al caos«, apunta Dreier.
El programa SLS es la pieza central de los esfuerzos de la NASA para enviar seres humanos al sistema solar, comenzando con la primera misión tripulada más allá de la órbita terrestre. El Sistema de Lanzamiento Espacial (Space Launch System) es el cohete más grande la historia de la NASA, de un tamaño similar al Saturn V, que fue utilizado en el programa Apollo pero, ahora, con mucha más fuerza. En última instancia, la NASA prevé el envío de seres humanos a Marte.
Más allá de la polémica sobre si hay que volar o no con astronautas a bordo en el primer vuelo, la NASA ha estado luchando contra los retrasos y los problemas de desarrollo tanto en Orion como en el SLS, que tenía previsto iniciar operaciones el año pasado. Esa misión fue pospuesta para para noviembre de 2018, aunque un informe de la Oficina de Responsabilidad del Gobierno (GAO por sus siglas en inglés) concluyó que esa fecha era poco realista: la primera misión exploratoria del cohete EM-1 se considera que se producirá, como muy pronto, en 2019 y se haría sin ningún humano a bordo.
La NASA todavía tiene que reprogramar formalmente la fecha del vuelo EM-1, pero dijo a la GAO que lo haría antes del próximo 30 de septiembre, el final del año presupuestario de Estados Unidos. Esta misión está diseñada para enviar el cohete Orion a una órbita más lejos de la luna. Un segundo vuelo con tripulación, llamado EM-2, está programado como un viaje de ocho días alrededor de la luna en 2021, aunque los observadores de la industria creen que se podría demorar aún más tiempo.
El hecho de incorporar a los astronautas en el primer vuelo del SLS y de Orion supondría un cambio radical en la forma de trabajar de la NASA, ya que la agencia, en los primeros viajes al espacio lo ha hecho sin tripulación. El primer vuelo del transbordador espacial Columbia, en abril de 1981, fue la primera y única vez que la NASA envió una nave nueva al espacio con astronautas (un modelo anterior en fase de pruebas, el Enterprise, no fue diseñado para esos fines y sobrevoló únicamente la atmósfera).
«Con el espacio, se necesita mucho tiempo para hacer cosas y no hay mucho presupuesto«, lamenta Dreier.
«Sin embargo, el costo no es el problema principal, es que la NASA no hace las cosas de esa manera«, lamenta Lori Garver, administrador adjunto de la agencia entre 2009 y 2013, al tiempo que señala los riesgos que podría suponer para la vida humana.