Funeral del príncipe Philip: William, Harry, la reina Elizabeth y otros familiares lo despidieron

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Con un minuto de silencio en el Reino Unido comenzó el funeral del príncipe Philip, quien falleció el 9 de abril, y cuyo cuerpo reposará en la capilla de St. George, en el castillo de Windsor.
Debido a la pandemia solo unas 30 personas pudieron darle el último adiós al duque de Edimburgo, entre ellos familiares cercanos, incluyendo a la reina Elizabeth II, quien llegó al lugar unos minutos antes para despedir a quien fuera su pareja por más de 70 años.
La reina dejó de lado sus habituales trajes de color para vestirse de negro, esto durante el periodo de luto de dos semanas por su esposo.
El féretro del príncipe Philip, cubierto por su estandarte personal, fue conducido desde la entrada principal del castillo de Windsor hasta la escalera de la capilla en un vehículo que, curiosamente, fue diseñado por él mismo.
Posteriormente, el ataúd, que también portaba una corona de flores que la reina seleccionó, así como el gorro naval y la espada del duque, fue llevado por ocho militares hasta el interior de la capilla para rendirle homenaje.
Previamente, se vio a algunos miembros de la familia real arribar al lugar para rendirle el último tributo al duque de Edimburgo, entre los que destacaron sus nietos, los príncipes Harry y William.
Como es habitual, toda la familia real siguió un estricto código de vestimenta para el funeral.
Aunque la tradición real dicta que los invitados de sexo masculino a un funeral de algún miembro de la realeza deben vestir trajes militares y lucir sus condecoraciones, este mandato fue modificado por Elizabeth II, quien ha girado la instrucción de que todos vistan de civiles, por una razón de peso: evitar la humillación pública de los príncipes Harry, su nieto, y Andrew, su hijo.
Los responsables de oficiar el funeral privado fueron el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y el decano de Windsor, David Conner.
«Recordamos las distintas maneras que nos ha inspirado, y ha acompañado a la Reina Elizabeth II. Por su coraje, fuerza y fe. Nuestras vidas han sido enriquecida por sus valores», dijo el arzobispo al iniciar el servicio.
«Estamos hoy aquí en la capilla de St. George para entregar en manos de Dios el alma de su siervo, el príncipe Philip, duque de Edimburgo. Con nuestros corazones agradecidos, recordamos las muchas formas en las que su larga vida fue una bendición para nosotros», dijo el decano de Windsor.
«Hemos sido inspirados por su lealtad inquebrantable a nuestra reina, su servicio a la nación y la Commonwealth, su valentía, fortaleza y fe. Nuestras vidas se han enriquecido a través de los desafíos que nos ha planteado, el aliento que nos ha dado, su amabilidad, humor y humanidad», agregó Conner.
A medida que el servicio llegaba a su fin, las cornetas interpretaban ‘Estaciones de acción’, que tradicionalmente suenan en un buque de guerra naval para indicar a la tripulación que vaya a las estaciones de batalla. Este llamado fue solicitado por el príncipe Philip.

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