El cierre de las 100 cuentas dispuesto por la entidad libanesa se dio en el marco de las sanciones previstas por el Acta de Prevención del Financiamiento Internacional de Hezbollah, una ley aprobaba por el Congreso de Estado Unidos en diciembre del año pasado.
La decisión fue tomada hace un mes y medio, según informó a la agencia de noticias Efe una fuente de la entidad, que habló bajo condición de anonimato. Ésta precisó que todas las instituciones del grupo terrorista o cercanas a él están siendo supervisadas, incluso la fundación Mabarrat, fundada por el fallecido ayatollah Muhammad Hussein Fadlallah, y dedicada a los huérfanos.
Consultado por la cadena estadounidense CNBC, el Gobernador del Banco Central Libanés, Riad Salame, señaló que se había decidido aplicar la medida estadounidense porque «constituye una prioridad mantener el Líbano en la esfera financiera mundial».
Sin embargo, Salame precisó que se garantizará a los chiitas «su derecho de continuar recurriendo a los bancos».
El diario Al Akhbar cercano al grupo terrorista libanés, informó ayer de que entre las instituciones cuyas cuentas fueron cerradas se encuentran el Comité Emdad de Caridad Islámica, la Fundación Islámica, que administra entre otros el hospital de Rassoul Al Aazam, así como centros de salud, sociales y educativos.
La fuente de Efe rechazó confirmar a la agencia de noticias si esas cuentas fueron cerradas, aunque destacó que los bancos no tomarán ninguna decisión que no sea justificada y que solo se verán afectadas las cuentas «cuyas fuentes son turbias».
«El Líbano es un país pequeño y su economía depende de los libaneses y no de sus recursos naturales o las exportaciones. Tenemos un buen sector industrial, pero no pesa mucho en nuestra economía, por lo que es primordial que se mantenga la confianza en el país», dijo Salame a la cadena CNBC.
El Gobernador del Banco Central Libanés agregó: «Mientras mejor sea nuestra reputación, obtendremos más dinero. Rechazamos lo ilegal en nuestro sistema, así como que un número limitado de libaneses perjudiquen la imagen del Líbano o la de los mercados financieros».