El presidente Enrique Peña Nieto invitó hace dos semanas a dos personas: un político que repetidamente ha ofendido a los mexicanos, y una política que ha expresado a lo largo de su carrera su amistad con México y sus ciudadanos.
El primero aceptó la invitación. La segunda la rechazó.
La candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, dijo este lunes que, al contrario que su rival, el republicano Donald Trump, ella no se reunirá con Peña Nieto en México antes de las elecciones del 8 de noviembre. En una entrevista con la cadena ABC, Clinton dice que de ahora a esta fecha quiere centrarse en la economía de Estados Unidos.
Peña Nieto recibió a Trump el miércoles pasado, en medio de la estupefacción general. La negativa de Clinton a reunirse con Peña Nieto después de la agitada visita de Trump es el epílogo de uno de los episodios más rocambolescos de la reciente diplomacia bilateral entre EE UU y México.
En la entrevista con ABC, el periodista David Muir pregunta a Clinton si aceptará la invitación para ir a México antes de la jornada electoral. Clinton, según un resumen distribuido por la cadena de televisión, responde: “No”.
Y añade: “Seguiré centrándome en lo que estamos haciendo para crear empleo en casa, en lo que estamos haciendo para asegurarnos de que los americanos tengan las mejores oportunidades en el futuro”. Este lunes por la noche, la secretaria de Relaciones Exteriores mexicana, Claudia Ruiz Massieu, ha contestado a Clinton en Twitter: «Mantenemos una comunicación permanente y productiva con la campaña de Clinton. Entendemos y respetamos su decisión de posponer el momento de mantener un encuentro. Los gobiernos de #México y#EUA tienen una relación multidimensional, madura y sólida».
Peña Nieto envió una carta a Clinton y Trump el 26 de agosto invitándoles a reunirse con él. Trump, el candidato que ha construido su campaña a base de insultos a los mexicanos, vio una oportunidad, y el miércoles 31 se plantó con su avión en Ciudad de México.
Tras la reunión, de más de una hora, Peña Nieto y Trump comparecieron juntos ante la prensa. En el turno de preguntas, el candidato republicano dijo que en la reunión no se abordó quién financiaría el muro entre EE UU y México, cuya construcción es una de las promesas centrales de su campaña. Uno de los estribillos electorales del candidato republicano es que el muro lo pagará México.
Después, cuando Trump ya volaba hacia EE UU, Peña Nieto escribió en un mensaje en la red social Twitter que en la reunión le había dicho a Trump que México no pagaría el muro.
Y el mismo día, en un mitin en Arizona en el que redobló su mensaje de mano dura contra los inmigrantes, Trump insistió en que será México el que pague. “Aún no lo sabe”, añadió.
La reunión con Peña Nieto sirvió a Trump para obtener una plataforma de estadista gracias a la rueda de prensa en la residencia oficial de Los Pinos y la estatura que otorga reunirse con un jefe de Estado. El discurso en Arizonademostró que, tras la visita fugaz, su mensaje no se había moderado, al contrario, se hizo más virulento.
En la cadena ABC, Clinton dice que Trump creó “un incidente diplomático”. “Salió [de la reunión] diciendo una cosa y el presidente mexicano le contradijo casi inmediatamente”, añade. “Ni siquiera sabía cómo comunicarse efectivamente con un jefe de Estado”.
Si la idea de Peña Nieto, al invitar a ambos candidatos, era conocer de primera mano al próximo presidente de EE UU y establecer un contacto, le ha salido mal. Clinton, que fue secretaria de Estado entre 2009 y 2013 y ya conoce al presidente mexicano, ha evitado entrar en el juego.
Los experimentos diplomáticos se los deja a Trump.