Frankie Delgado se despertó de golpe sin poder respirar, emitió un sonido y murió. Sus padres corrieron a auxiliarlo. Uno de ellos llamó a Emergencias. Los paramédicos llegaron e hicieron todo por salvar al menor. Pero ya era demasiado tarde. El niño de 4 años murió pocos minutos después.
Este es apenas uno de los tantos casos de muerte infantil que se producen al año en el país. La semana anterior a su muerte, Frankie había estado nadando y jugando en el Dique de Texas City, a donde se había desplazado toda la familia, residente en Houston. De ahí que nadie se explicara el porqué de su dolencia. Lo cierto es que el menor acababa de morir de algo que se llama “ahogamiento en seco”.
Este impactante tipo de muerte, usual en el período vacacional de verano, se ubica en el quinto lugar entre las principales muertes no intencionales de niños y adultos en el país; nada menos que cerca de 10 muertes diarias, según el Centro para Prevención y Control de las Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, la mayoría de esos incidentes no ocurren tan misteriosamente, por lo que el fallecimiento a menudo puede prevenirse.
Lamentablemente, los padres de Frankie no se percataron de la acumulación de síntomas que evidenciaba la actitud del niño posterior al viaje familiar. El niño se había quejado de dolor en el estómago, y había presentado vómitos y diarrea. Todos creyeron que se trataba de un virus estomacal.
Pero todo lo anterior coincide con la sintomatología del «ahogamiento seco». Cuando el cuerpo fue analizado por los patólogos, detectaron líquido en los pulmones y alrededor de su corazón. Fue entonces que certificaron la causa del fallecimiento.
Lo curioso y alarmante de casos como este es que el “ahogamiento en seco” puede ocurrir horas y hasta días después de que una persona, generalmente un menor de edad, inhala agua en cantidades alarmantes.
Cuando una persona de repente se sumerge en el agua y esta entra en su garganta, sus cuerdas vocales bloquean la vía aérea, en lo que se llama un laringoespasmo. En el caso del ahogamiento húmedo, el espasmo disminuye y luego la persona inhala agua hacia sus pulmones, impidiéndoles obtener oxígeno. Poco tiempo después la persona se desmaya. Esto es lo que sucede en el 85-90% de casos de ahogamiento.
El ahogamiento en seco, que ocurre en el otro 10-15% de los casos, se produce cuando el laringoespasmo continúa bloqueando las vías respiratorias durante un período prolongado. Sin aire, el cuerpo entra en estado de hipoxia. Esta falta de oxígeno provoca convulsión o paro cardiaco.
Otros de los síntomas de ahogamiento en seco son la dificultad para respirar y la tos persistente, así como somnolencia, fatiga y vómitos.
Según el Dr. Mark Waltzman, del Boston Children’s Hospital, y profesor asistente de pediatría en Harvard, esta situación “puede ocurrir hasta 24, y a veces 48 horas después del evento, por lo que, en caso de ahogo significativo, se recomienda poner al paciente en observación, incluso si están perfectamente bien cuando llegan a la sala de urgencias”.
Los especialistas recomiendan como medida preventiva más eficaz que al menor se le enseñe a nadar lo más temprano posible. También se recomienda que se vigile todo el tiempo al niño, sobre todo al final de la jornada, cuando padres e hijos están mucho más cansados, y por lo tanto relajados.
También se recomienda mantener a los niños muy pequeños lejos de cualquier cantidad de agua estancada, pues apenas una onza de agua en los pulmones de un menor de un año de edad puede disminuir su nivel de oxígeno.
Si alguien ha perdido el conocimiento producto de un ahogamiento, se le debe conducir de urgencia al hospital. Si no ha perdido la conciencia, hay que estar vigilante, pues la tos persistente podría ser un signo de edema pulmonar.
Esta semana, un padre de Colorado salvó a su hijo tras haber conocido la triste historia de la familia Delgado, de Houston.
Garon Vega admitió que su hijo Gio, de 2 años, también tragó mucha agua mientras nadaba. Poco después, comenzó a tener fiebre y presentó dificultad para respirar. Entonces corrieron para Urgencias.
Vega declaró a la prensa que un médico le aseguró que su hijo no habría pasado de esa noche, de no haber acudido al hospital.
“Siento que necesitaba llegar a los padres del pequeño Frankie y decirles, no sé cómo decirlo, pero su hijo salvó la vida del nuestro”, expresó emocionado este padre.
“Si no le hubiera dicho a mi esposa que el niño tragó el agua, y si no hubiera visto ese artículo sobre la muerte de Frankie, creo que habríamos terminado creyendo que se trataba de una enfermedad común”, concluyó.