El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) considera que es «muy poco probable» infectarse con el virus SARS-CoV-2 por estar en contacto con el agua durante las actividades recreativas habituales en las piscinas o playas.
Este organismo ha incidido en que la principal vía de transmisión -también en la playa, en los ríos, las piscinas o los lagos- son las secreciones respiratorias que se generan con la tos, los estornudos, y el contacto de persona a persona, por lo que las recomendaciones que se deben atender en esos sitios son las mismas que en otros lugares.
Las conclusiones se recogen en un estudio que ha elaborado el CSIC sobre la transmisión del nuevo coronavirus en playas y piscinas, un informe en el que han participado investigadores de seis centros científicos.
El estudio ha sido elaborado por investigadores del CSIC a petición de la Secretaría de Estado de Turismo, en el marco de los protocolos de actuación que está preparando el Gobierno para la reanudación del sector turístico.
Concluye este informe que en las actividades recreativas que se desarrollan en playas o piscinas es poco probable el contagio por estar en contacto con el agua, pero sí advierte que esas actividades implican generalmente «una pérdida de las medidas recomendadas de distanciamiento social».
En la investigación han participado expertos del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura; del Instituto de Ciencias de Materiales de Madrid; del Instituto de Investigaciones Marinas; del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua; del Área Global Materia; y del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos.
El informe se refiere a los distintos espacios destinados al baño y actividades acuáticas más habituales, pero no trata de definir las condiciones necesarias de uso en cada caso, ya que eso requeriría un estudio con más tiempo de planificación, toma de muestras y análisis de los resultados.
Los investigadores inciden por ello en que las recomendaciones son las mismas que en otros lugares y que ya están recogidas en el «protocolo y guía de buenas prácticas dirigidas a la actividad comercial en establecimiento físico y no sedentario» que ha publicado el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.
Tras señalar como «muy poco probable» el contagio por contacto con el agua y que las vías de contagio son las mismas que en otros espacios, el informe analiza uno a uno esos sitios.
Así, los científicos han señalado que en las piscinas y en los «spa», en los que el uso de desinfectantes está ampliamente implantado para evitar la contaminación microbiana de las aguas por la afluencia de los usuarios, la concentración residual del agente de desinfección presente en el agua «debería ser suficiente para inactivar el virus».
Los aerosoles generados por el agua presente en un balneario o en una instalación de aguas medicinales tendrían las mismas características de desinfección que las aguas de baño en esas instalaciones, según los investigadores.
En el caso de aquellas instalaciones en los que el ambiente se mantiene a temperaturas elevadas, como las saunas o los baños de vapor, los científicos creen que la supervivencia del virus es reducida, debido precisamente a esas altas temperaturas.
El estudio corrobora que no se tienen todavía datos sobre la persistencia del nuevo virus en agua de mar, pero han señalado que el efecto de dilución y la presencia de sal son factores que probablemente van a contribuir a una disminución de la carga viral y a su inactivación, «por analogía a lo que sucede con virus similares».
Sin embargo, sí han advertido de que la supervivencia del virus en agua de ríos, en lagos, o en pozas de agua dulce y no tratada sí podría ser superior a la que se produce en piscinas tratadas o en el agua salada, por lo que deberían extremarse las medidas de precaución para evitar las aglomeraciones.
Esos medios acuáticos son «los más desaconsejables», y en especial las pequeñas pozas donde la dilución es menos efectiva.
No existen estudios tampoco sobre la prevalencia del virus en la arena de las playas o en las riberas, pero los investigadores creen que la acción conjunta de la sal del agua de mar, la radiación solar y las altas temperaturas que se pueden alcanzar en esa arena «son favorables para la inactivación de los agentes patógenos».
Los científicos han desaconsejado además la desinfección de los suelos de espacios naturales con los procedimientos habituales que se están empleando en los espacios públicos urbanos, y han llamado la atención sobre la importancia de que la desinfección de la arena de las playas sea respetuosa con el medio ambiente.