Minutos después de que delegados de su gobierno y de la guerrilla de las FARC anunciaran el fin del diálogo de paz en La Habana, el presidente de Colombia saludó el fin de «la tragedia de la guerra».
«Mañana mismo enviaré al Congreso el texto definitivo del acuerdo final y le informaré la decisión de convocar el plebiscito para su refrendación. El plebiscito por la paz se llevará a cabo el domingo 2 de octubre», declaró este miércoles el mandatario Juan Manuel Santos en cadena nacional.
Santos también anunció que los antiguos miembros de las FARC, ya sin armas, tendrán voceros sin derecho a voto en el Congreso «para discutir exclusivamente la implementación de los acuerdos hasta el 2018», año de los próximos comicios, y «a partir de ese momento participarán en las elecciones con una representación mínima asegurada por dos periodos», dijo.
«Hoy comienza el fin del sufrimiento, el dolor y la tragedia de la guerra», afirmó Santos en una alocución televisada desde la presidencial Casa de Nariño.
El anuncio de este miércoles supone el cierre exitoso de las negociaciones que empezaron en 2012 en La Habana, pero falta que el texto del acuerdo sea sometido a la decisión del pueblo colombiano, que tendrá la última palabra: si triunfa el «Sí», el acuerdo se implementará, pero si se impone el «No», el gobierno de Juan Manuel Santos no podrá llevar a la práctica los compromisos pactados, aunque en teoría podrá intentar una nueva negociación con los rebeldes.
La participación legislativa de los guerrilleros desmovilizados será con cinco senadores y cinco representantes a la Cámara, por dos períodos, compitiendo en las elecciones con un umbral mínimo especial. Para ello, deberán haber dejado por completo las armas.
«La guerra ha terminado», afirmó el jefe negociador del gobierno colombiano, Humberto de la Calle, quien señaló que la mejor manera de superar el conflicto fue sentarse con las FARC «a hablar de la paz».
El anuncio fue hecho en La Habana inicialmente por los garantes de Cuba y Noruega, en presencia de las partes del gobierno colombiano y de las FARC. «No queremos que haya una víctima más en Colombia», señalaron en una declaración.
