A simple vista, no hay nada fuera de lo común en la planta de procesamiento de gas DCP Pegasus en el oeste de Texas, la cual es una de las miles de instalaciones en la enorme Cuenca Pérmica que han convertido a Estados Unidos en el mayor productor de gas y petróleo del mundo.
Pero una cámara muy especializada ve lo que el ojo humano no alcanza a ver: una emisión importante de metano, el principal componente del gas natural y un potente gas de efecto invernadero que está contribuyendo a calentar el planeta a una velocidad alarmante.
Dos periodistas de The New York Times detectaron esto desde un pequeño aeroplano, repleto de equipo científico, que volaba en círculos sobre las instalaciones de gas y petróleo esparcidas en la Cuenca Pérmica, un yacimiento de petróleo más grande que Kansas. En tan solo algunas horas, los instrumentos del avión identificaron seis instalaciones que liberaban emisiones de metano extraordinariamente altas.
El metano no se regula de manera muy estricta, es difícil de detectar y está aumentando en forma considerable. El sobrevuelo del Times y la investigación de campo, junto con un análisis de las actividades de cabildeo de las empresas propietarias de las instalaciones, muestran la forma en que la industria de la energía está buscando y ganando regulaciones federales menos estrictas para el metano, una sustancia que contribuye de manera importante al calentamiento global.
Los operadores de las instalaciones identificadas por el Times están precisamente entre las empresas que han presionado al gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump, ya sea de manera directa o a través de organizaciones de comercio, para que disminuya las regulaciones sobre el metano, reconsidere la documentación reglamentaria, las minutas de las reuniones y la asistencia a los eventos de rendición de informes. Estas empresas locales, junto con grupos de presión de la industria del petróleo que representan a las empresas de energía más grandes del mundo, están oponiéndose a las reglas que los obligarían a corregir emisiones como estas de manera más enérgica.
Es posible que el próximo año, el gobierno siga adelante con un plan que en efecto elimine los requisitos de que las empresas petroleras instalen la tecnología para detectar y reparar las fugas de metano en las instalaciones de gas y petróleo. De acuerdo con los propios cálculos de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por su sigla en inglés), esta disminución de las regulaciones podría aumentar las emisiones de metano en 370.000 toneladas para 2025, lo suficiente como para abastecer de energía a más de un millón de hogares durante un año.
Desde el aire, los reporteros del Times estudiaron un área dentro de dos condados y sus alrededores en el corazón de la Cuenca Pérmica con la ayuda de especialistas en la detección de metano.
“Estas instalaciones en definitiva tienen filtraciones”, señaló Paolo Wilczak, científico y piloto del aeroplano de dos plazas, mientras el monitor de una computadora portátil conectada al equipo registraba una irregularidad en los niveles de metano. “Y esas también”.
Los reporteros condujeron a las instalaciones con equipo de video infrarrojo que mostraba nubes de metano que emergían de tanques, se filtraban por las tuberías y salían flotando de antorchas brillantes diseñadas para quemar el gas pero que en ocasiones no logran hacerlo por completo. En unas instalaciones, un trabajador sin protección caminó directamente hacia una columna de metano.
Tim Doty, un alto exfuncionario de la Comisión de Calidad Ambiental de Texas que está capacitado en la detección de fugas por medio de rayos infrarrojos, estudió y ayudó a analizar estos hallazgos. “Esa es una cantidad inaudita de emisiones”, afirmó. “Hay que hacer algo de investigación, pero se puede ver con una cámara infrarroja”.
Las empresas de gas y petróleo estaban comprometidas con reducir las emisiones “al tiempo que le proporcionaban energía costeable y confiable a las familias estadounidenses”, comentó Howard Feldman, director general de asuntos regulatorios y científicos del Instituto Estadounidense del Petróleo, un importante grupo de presión de la industria. Sin embargo, sus miembros pensaban que se deberían mejorar las regulaciones para ofrecer transparencia a las empresas, evitar duplicar las reglas estatales e impulsar la innovación de la industria, señaló.