Aron Anderson es el niño más solitario del mundo. Porque, en efecto, es el único menor entre los 40 habitantes de Out Skerries, una isla escocesa en el norte del Reino Unido, donde vive. Es dueño del único pupitre en su escuela y el único niño de su escuela.
En noviembre de 2015, su historia se dio a conocer con títulos como «El niño de 10 años que se vio forzado a hacerse amigo de los patos en la remota isla en la que vive» o «El solitario niño que es el único alumno de su escuela».
Ahora, un reciente artículo publicado por el portal francés Doolittle reveló que desde todas partes del mundo han enviado muestras de querer hacerle compañía al pequeño Aron.
La Navidad pasada, el niño recibió más de 9 mil cartas y regalos de todo tipo, pero los obsequios no dejaron de llegar con la festividad. El correo llega en el ferry tres veces por semana y, esos días, a la hora del aperitivo, comienza el ritual alrededor de la mesa.
La madre de Aron comienza a abrir y leer las cartas, una por una. Los sellos indican su origen: Italia, Hungría, Canadá, Estados Unidos, Rusia…
En estas cartas hay historias de vida, saludos y nombres o cuentas de Xbox y Facebook para mantenerse en contacto. Es difícil que Aron vuelva a sentirse solo después de eso.