La existencia de la materia oscura en nuestro universo se conoce desde hace casi 100 años, pero los científicos aún no han averiguado su composición exacta. Algunos especialistas estiman que lo más probable es que esté formada por partículas no bariónicas, que contienen una o más partículas elementales distintas de las habituales: los electrones, protones, neutrones y neutrinos conocidos.
De este modo, las partículas propuestas son los axiones, los neutrinos estériles y las WIMP, unas partículas masivas de interacción débil, incluidos los neutralinos. Hasta ahora no existen pruebas irrefutables de su composición, aunque unas lentes gravitacionales detectaron su presencia en agosto de 2006.
Sin embargo, el profesor Paul Shapiro y sus colegas de la Universidad de Texas (Austin, Estados Unidos) han ofrecido una nueva teoría, que sugiere que la materia oscura podría portarse de manera totalmente diferente. Si esta tesis se confirmara, podríamos detectar las ondas gravitacionales de la expansión del universo temprano, conocida como Big Bang.
»En nuestro modelo sucede algo radicalmente diferente», porque la materia oscura «cambia de estado durante su marcha atrás en el tiempo», ha señalado Paul Shapiro a la revista ‘New Scientist’.
De este modo, aunque en la actualidad la materia oscura se comportaría como WIMP, si nos retrotraemos hasta el comienzo del universo habría comenzado como un fluido rígido y resistente a la compresión; posteriormente, habría actuado como una radiación, antes de llegar a su modo actual de materia.