Un nuevo software desarrollado por un equipo de investigadores españoles mide la evolución de la enfermedad del Parkinson, a través de la forma y cantidad de veces que utilizas las teclas de tu móvil o computador, publicó este jueves el portal de Yahoo en español.
Según el estudio el tecleado es como abrir una ventana en el cráneo para poder ver el cerebro. Cada uno persona tiene un patrón de teclado, una huella única, como la huella dactilar, que diferencia a una persona del resto de seres humanos del mundo.
En el estudio toma de referencia el conjunto de la velocidad a la que tecleamos, más la fuerza con la que golpeamos cada tecla, el tiempo que estamos pulsándola, el tiempo que tardamos en levantar el dedo de la tecla y los errores que cometemos. Todo, en apenas 100 milisegundos por tecla. Nadie lo hace como nosotros, y conocer nuestra huella podría servir, por ejemplo, para detectar que alguien nos ha robado la identidad y está escribiendo, o comprando, en nuestro nombre.
A raíz de esta identificación los científicos españoles han creado un grupo de algoritmos capaces de detectar deterioros en las capacidades motoras de la persona que está tecleando.
Detectar, por ejemplo, el Párkinson. Incluso antes de que aparezcan los primeros síntomas visibles.
El programa se llama neuroQWERTY, y la idea es tan nueva y revolucionaria que sus creadores han tenido que empezar desde cero. Un ejemplo: sabemos que el agua se congela a cero grados centígrados y que hierve a 100, pero no sabíamos cómo medir cuándo se deteriora un cerebro.
El objetivo de este equipo de investigadores españoles es a largo plazo, quieren ser capaces de detectar cualquier enfermedad motora de manera precoz -Parkinson, Alzheimer, Artritis Reumatoide, por ejemplo-, o incluso identificar a los sujetos que vayan a tenerla antes que la desarrollen. Quizá dentro de poco existan biomedicamentos capaces de frenar el avance de estas enfermedades neurodegenerativas si -como está pasando con muchos casos de cáncer- se detectan a tiempo. Y, ahí, un gesto tan habitual, y tan simple, como teclear, podría salvarnos la vida.
