La ayuda alimentaria está contribuyendo a identificar a los portadores del ébola en la República Democrática del Congo y a limitar la posibilidad de transmisión del virus, según el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
La entrega de alimentos forma parte de la estrategia para contener el virus en un contexto “muy complicado” en el que la gente a menudo se resiste a recibir tratamiento médico y vacunarse por miedo y porque desconoce lo que es el ébola, aseguró hoy a Efe la experta de esa agencia de Naciones Unidas Arnhild Spence.
Desde el pasado agosto, cuando estalló un brote de ese mortal virus en el noreste de la RDC, el PMA ha proporcionado asistencia nutricional a 264.000 personas en las provincias de Ituri y Kivu del Norte.
Spence detalló que el 85 % de sus beneficiarios son personas que han estado en contacto con pacientes de ébola y que reciben alimentos junto a sus familias durante cuatro semanas, el tiempo que deben estar bajo vigilancia para ver si desarrollan los síntomas de la enfermedad.
“Así no tienen que ir al mercado a comprar alimentos o trabajar en el campo. Les animamos a quedarse en sus casas y no moverse de allí” para evitar contagios y poder “romper la cadena de transmisión del ébola”, agregó.
La especialista apuntó que también dan alimentos a los pacientes en los centros de tratamiento de ébola, a los supervivientes y a los huérfanos con el fin de “ayudarlos a reintegrarse en la sociedad y superar el estigma o vulnerabilidad que están sufriendo por ese proceso”.
En algunos casos, dijo, esa asistencia también ha facilitado que personas que habían entrado en contacto con enfermos de ébola hayan aceptado registrarse como posibles portadores después de haberse negado en un principio.
El actual brote del ébola, con 855 fallecidos entre los más de 1.300 casos detectados, se une a la emergencia humanitaria que sufre desde hace años ese país en conflicto, donde más de trece millones de congoleños sufren hambre crónica.
En la localidad de Butembo, uno de los focos de transmisión del virus, la Organización Mundial de la Salud y el PMA han suspendido temporalmente sus actividades tras los recientes ataques armados contra centros de atención especializados, aunque estos siguen funcionando mientras se evalúan las condiciones de seguridad.
Spence instó a redoblar los esfuerzos porque, en comparación con la epidemia de ébola que mató a más de 11.000 personas en África occidental entre 2014 y 2016, la de la República Democrática del Congo coincide con una “crisis humanitaria anterior en una zona activa de conflicto” y una “resistencia masiva” a la atención médica por parte de la población.
