La próxima revolución agrícola que tendrá lugar en América Latina y el Caribe tendrá un sello digital mediante el uso de nuevas tecnologías y de dispositivos móviles como herramientas para elevar la productividad.
Así lo manifestó el director general del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Manuel Otero, quien afirmó el viernes en un comunicado que ese sello digital permitirá a los agricultores acceder a información en tiempo real para la toma de decisiones y buenas prácticas.
“Estamos en las vísperas de una revolución agrícola digital, en la que el uso inteligente e intensivo de las tecnologías de la información y comunicación debe promover el desarrollo de la productividad, con inclusión social y cuidado del medio ambiente, en beneficio de los pequeños productores, las mujeres y los jóvenes”, dijo el Director General del IICA.
Otero conversó sobre este tema el miércoles con el Premio Nobel de Economía 2019, Michael Kremer, en un evento virtual disponible en las redes sociales y la página del IICA.
El uso de teléfonos móviles para transferir conocimiento es un eje central dentro de las estrategias que deben adoptar los países para reducir las brechas tecnológicas, según Kremer.
“En la medida en que los teléfonos inteligentes estén más disponibles, se abren muchas oportunidades para formas de comunicación más avanzadas, por ejemplo, enviar instrucciones en video a los agricultores”, comentó.
El economista dijo que “la agricultura móvil es algo que puede ser útil no solo para los agricultores, los gobiernos y los servicios de extensión que intentan influir en los agricultores, sino también para las empresas privadas”.
“El actual momento de pandemia es extremadamente oportuno para comenzar a invertir en extensión digital, una forma efectiva de apoyar a los agricultores durante la propagación del COVID-19 y al mismo tiempo sentar bases para un sistema a largo plazo muy valioso”, apuntó.
Los datos aportados en el foro indican que el 20 % de la población rural de América Latina vive en extrema pobreza y se encuentra principalmente en pequeñas granjas de baja productividad, de las cuales existen unas 16 millones en la región.
En esas zonas es que los productores podrían adoptar nuevas tecnologías para elevar la productividad y luchar también contra la pobreza y la exclusión.
Para el IICA la digitalización es un camino fundamental para apoyar al sector en el contexto de la pandemia actual y para convertir a las zonas rurales en áreas de progreso y generación de empleos.
Por medio de esas tecnologías, que son de bajo costo y que cada vez son más accesibles, se podría continuar proporcionando información agrícola a los agricultores cuando se suspendan las actividades tradicionales, permitiría recopilar datos de forma remota para comprender cómo se ven afectados los agricultores por COVID-19 en tiempo real.
Esto también se convertiría en información para recolectar los datos de productores afectados y desarrollar mejores políticas económicas por parte de los Gobiernos de la región.