La quinceañera viral: por qué Rubí Ibarra se convirtió en noticia mundial

En tiempo récord, una simple invitación a la fiesta de una desconocida terminó convirtiéndose en motivo de titulares de medios en todo el mundo. ¿Por qué?

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La prensa que asistió a la fiesta en masa reportó que Rubí se mostraba incómoda en su propia fiesta. Las fotos lo confirman. AP

En Facebook aparecen decenas de publicaciones; Google arroja páginas y páginas de información, millones de enlaces a sitios que hacen comidilla de una misma historia. En Twitter, el nombre fue tendencia mundial hasta hace poco, y en YouTube los clips acumulan millones de reproducciones.

Ante este escenario apocalíptico, usted se pregunta: ¿quién es Rubí Ibarra y por qué diablos los medios –desde BBC hasta La Nación – siguen publicando noticias sobre su quinceaños?

La pregunta es válida. En torno a la celebración, que es tradicional en muchos países de Latinoamérica, se generó un circo mediático por el que existen muchos culpables, pero que definitivamente no fue responsabilidad ni intención de la joven quinceañera.

Comenzó con un video publicado en Facebook. Los padres de Rubí –quien cumplió sus tres lustros de vida el pasado 31 de agosto, no el 26 de diciembre cuando se realizó la fiesta– posaban al lado de la muchacha mientras su progenitor, Credencio Ibarra, invitaba públicamente al agasajo.

Entre los atractivos se numeraba una chiva –carrera de caballos– con un premio mayor de 10.000 pesos mexicanos, o unos ¢266.000. También se presentaría varios grupos de música norteña, como los Cachorros de Juan Villareal y el grupo Innegable, aseguró Credencio Ibarra en el clip.

En el video, el padre de Rubí aseguraba que “están todos cordialmente invitados” al evento, que se realizaría en la pequeña comunidad de La Joya, en el estado de San Luis Potosí, ubicado justo en el centro del territorio mexicano y apenas al norte de la capital del país, la Ciudad de México.

Lo que siguió fue una locura difícil de prever.

Fiesta de ‘likes’. Anaelda García, la madre de Rubí, aseguró a la agencia de noticias AP que “mi esposo hizo la invitación pero a las regiones vecinas. Luego no sé qué medio lo copió, lo subió a Internet y se hizo como, no sé, una invitación a todo el mundo”.

En Facebook, la página oficial del quinceaños acumuló más de 1,3 millones de asistentes. La prensa mexicana reprodujo el video hasta el empacho y, muy pronto, la noticia dejó de ser un tema exclusivo al país norteamericano: la BBC , CNN , el New York Times . Casi ningún medio, sin importar cuán respetado o tradicional, se sumó a la algarabía. La revista TV y Novelas , basada en la Ciudad de México pero con ventas en todo el continente, le dedicó una edición completa a la fiesta.

Es el despliegue que uno supondría lógico –absurdo pero lógico– si se tratara de la boda de una cantante famosa o de un actor reconocido, no del cumpleaños número 15 de una muchacha desconocida, organizado por su familia campesina. No se trataba de una movida publicitaria, no se trataba de un programa de reality . Rubí era una muchacha de edad colegial, sus padres querían celebrar su cumpleaños.

Internet se encargó del resto.

Avalancha. En La Joya viven, además de Rubí y sus padres, otras 197 personas. Es un destino alejado de las masas; su tierra está dedicada sobre todo a los ranchos y a los llanos de pastoreo. Así que, para los lugareños, la fiesta de Rubí representaba un acontecimiento importante. Importante estaba bien. Multitudinario , incluso, se podía aceptar.

Pero de ahí a que el ejército tuviera que intervenir hay un trecho grande. De acuerdo con el diario El Universal , se contó con elementos de la policía municipal, estatal y federal, además del ejército y la Cruz Roja. El secretario general del Ayuntamiento de Villa Guadalupe, San Luis Potosí –al que pertenece La Joya–, Jorge Antonio Belmares Hernández, aseguró que estaban preparados para recibir a 10.000 visitantes.

Algunos medios informan que esa cifra no se alcanzó, que llegaron unas 4.000 personas. La mayoría, sin embargo, maneja cifras muy superiores: entre 30.000 y 60.000 asistentes, que comenzaron a arribar desde buena mañana desde toda suerte de lugares: Dallas y Houston, en Estados Unidos; la Ciudad de México y otros puntos de ese país.

Llegaron en motocicleta, en carro, en bus o incluso en avión. La aerolínea Interjet ofreció una promoción para viajar a San Luis Potosí para asistir al “evento del año”.

Los asistentes eran una fauna diversa. La inmensa mayoría de ellos, sin embargo, ejemplificaron un término propio de la juventud noventera costarricense: cayeron de paracaidistas. Así se formó una fiesta monumental para la cual ni los organizadores ni las autoridades –cuya intervención se hizo necesaria a punta de viralidad– estaban preparados.

Otros asistentes eran más distinguidos. Aunque no asistieron personalidades públicas de cierto renombre, como Niurka Marcos, sí estuvo presente Hilario Ramírez “Layín”, alcalde del poblado de San Blas, quien una vez admitió en una plaza pública “sí robé, pero robé poquito”. Layín le regaló a Rubí un carro nuevo.

Resaca. Nada de lo anterior explica por qué sucedió lo que sucedió, y el punto es que quizás no exista una explicación lógica más allá de un público obsesionado con el espectáculo, al punto de que incluso la muerte se convierte en parte de la puesta en escena: una persona falleció durante la chiva, y otra más resultó con una pierna rota.

Algunos autores, como el periodista mexicano Mauricio Cabrera, sostienen que “desde el principio ha sido un chiste clasista. No se viralizó por su gratuidad, sino por su extravagancia. Porque a ojos de la mayoría la invitación está llena de motivos para morirse de risa. O de nacadas, como decimos a diario”.

En efecto, la situación ha destilado un tufo de condescendencia, de mirar por debajo del hombro a la familia Ibarra en su intento por celebrar con grandilocuencia el quinceaños de Rubí. La asistencia masiva al evento podría explicarse como una hipérbole de burlarse de una persona que aparece en un meme de Internet.

Como sostiene Cabrera: “Es el esfuerzo de un padre por celebrar a su hija transformando en un show mediático sin escrúpulos, que en el fondo segrega entre supuestos mexicanos de primera y segunda categoría”.

Eso explicaría por qué tantas personas asistieron a la fiesta de una niña desconocida, registrando todo como si se tratara de un fenómeno risible, un motivo de burla al punto de que Rubí, quien más bien tuvo poca vela en su propio entierro, se mostró incómoda en su celebración.

Sin embargo, no todo parece ser malo para la quinceañera: People en Español ya confirmó que la muchacha actuará en la serie de televisiónLa rosa de Guadalupe .

Tal vez el espectáculo viral valió la pena. Para ella, al menos.

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