A un mes de la tragedia del Jet Set, en la que murieron 233 personas, las decenas de velas colocadas allí lucen ennegrecidas. Algunas tumbadas en el suelo. Todavía hay flores, pero la mayoría de ellas se han secado con el paso de los días.
Ya no tienen esos colores vivos, sino un marrón seco que evidencia el efecto del tiempo. Lo único que permanece intacto, como si no hubiera transcurrido un mes, son los rostros de los fallecidos.
Las fotografías, colgadas en los muros que rodean la zona cero, conservan las miradas vivas de las víctimas. Sus sonrisas, sus recuerdos.