Un invitado sorpresa. Eso es todo lo que sabían Daniel Moore y su esposa Lisa el pasado viernes por la noche. Moore tuvo en su mesa, en su casa de Newton Falls (Ohio), a Mark Zuckerberg que pidió a su equipo un encuentro con un demócrata desencantado con el partido que hubiera votado por Donald Trump. El equipo del creador de Facebook se puso manos a la obra y dio con el candidato ideal. Pero los Moore no supieron quién era esa persona especial que tanto interés tenía por sentarse en su mesa hasta un ratito antes. Tan solo le dijeron que era “un filántropo muy rico de California cuyo producto usan el 90% de los americanos”.
La visita y la cena se enmarcan dentro de la campaña de Zuckerberg para conocer mejor su país y los verdaderos problemas, forma de vida y pensamientos de la gente. El empresario se ha propuesto ir a los 50 estados que conforman su país; al menos los que le faltan por conocer. Tras la llegada de Trump a la Casa Blanca, el visionario de Silicon Valley ha dado un giro completo a su día a día. Ha dejado de viajar frecuentemente al extranjero, como a su cita anual en el Congreso Mundial de Móviles de Barcelona que este año ya no mantuvo, o a países de Asia, y China, donde Facebook tiene un mayor margen de crecimiento. Su prioridad, en tiempos de muros y de hacer «América grande de nuevo» —el lema de Trump que tanto ha triunfado—, es Estados Unidos, con un costumbrismo que se ha convertido en el blanco favorito de los montajes en redes sociales. Así ha terminado siendo objeto de mofa por su fotografía alimentando con biberón a un ternero o contemplando el desfile del Mardi Grass en Nueva Orleans.
Moore, según dijo a la televisión local, pasó un rato agradable con el inesperado comensal: “Brindamos por sus iniciativas y sacamos la vajilla buena”. El anfitrión explicó que la intención de uno de los hombres más poderosos del mundo era conocer mejor cómo Ohio se había convertido en un estado cambiante, de ser tradicionalmente demócrata a dar su apoyo al magnate, que terminó por ganar las elecciones el pasado noviembre. Ohio forma parte del Rust Belt, el cinturón de óxido, como se llama tradicionalmente a la industria pesada, una de las más deprimidas. Al sentirse desamparados frente al progreso, abrazaron al pragmático candidato.
Durante la cena, que comenzó a las seis de la tarde, no solo se habló de política. “Cuando más charlaba, más me gustaba su forma de pensar y más inspirador me resultó”, relató el anfitrión a la prensa de la localidad. Tuvieron tiempo para charlar de filantropía y educación. Por la mañana, el directivo mantuvo una charla con los estudiantes musulmanes de la Universidad Michigan-Dearborn, muchos llegados de zonas de conflicto. El inventor de la mayor red social paró por la planta de Ford de Rouge, a las afueras de Detroit