Una sola Lesión Traumática del Cerebro (TBI, en inglés) puede producir una degeneración neurológica continuada que afecta el conocimiento hasta casi 20 años después, afirma este miércoles un reporte presentado por la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS).
El reporte encontró que una sola ocurrencia de TBI puede traer efectos crónicos al disparar la acumulación de la proteína Tau, que juega un papel importante en la generación del Alzheimer.
Aunque investigaciones anteriores han evaluado los efectos negativos en la funciones cerebrales de repetidas ocurrencias de TBI, el estudio presentado este miércoles analizó los efectos de un solo episodio, tras dar seguimientos hasta 18 años después de presentado el trauma.
La investigación, dirigida por el profesor Nikos Gorgoraptis, del Imperial College London y que será publicada el 5 de septiembre en la revista Science Translational Medicine, realizó evaluaciones en vivo en 21 participantes y las comparó con otros 11 individuos como grupo de control.
Se analizaron imágenes de tomografías por emisión de positrones (PET o TC) utilizando el compuesto químico “flortaucipir”, que se une a la proteína Tau y facilita su imagen y reconocimiento.
Así, los investigadores pudieron comprobar la mayor presencia de Tau en los pacientes que sufrieron una sola contusión.
“El experimento reveló que, colectivamente, la cohorte de TBI mostró más deposición de Tau (como lo indica una mayor unión de flortaucipir) en comparación con 11 controles sanos”, destacó el análisis.
De igual forma, y a pesar de tratarse de un solo episodio traumático, las personas afectadas presentaron “un peor desempeño en las pruebas de memoria y rendimiento cognitivo”.
Los pacientes afectados por esta “mayor deposición de Tau” también mostraron “una degeneración neurológica más severa”, indica el reporte.
La mayor acumulación de Tau “también se relacionó con el daño a la materia blanca del cerebro, el tejido que aisla y nutre las neuronas”, indicó el informe.
Los investigadores recomendaron diseñar terapias para identificar la presencia de Tau en pacientes que hayan sufrido una lesión traumática cerebral, aunque haya sido sólo una vez y años atrás.