Un equipo compuesto por científicos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y de la Universidad Libre de Bruselas (Bélgica) ha visto por primera vez cómo nace un tumor en la piel a partir de la primera «célula de origen» y han observado su proceso de formación.
En su estudio, los investigadores explican que la regeneración de la piel es posible gracias a las células progenitoras procedentes de las células madre, que se dividen y se convierten en células totalmente funcionales. Sin embargo, si ese proceso falla porque el ADN sufre daños o se activan los oncogenes, que son los responsables de transformar las celulas normales en malignas, pueden aparecer los tumores.
Mientras que hasta ahora no se conocía la causa exacta de esas mutaciones, esta investigación basada en los experimentos con ratones de laboratorio ha revelado que las células progenitoras pueden causar lesiones benignas, mientras que solo las células madre son las responsables de desarrollar tumores invasivos.
Para llegar a estas conclusiones, los científicos han utilizado unos ratones transgénicos cuyos genes habían sido alterados para permitir la activación de oncogenes en sus células madre y progenitoras, los cuales poseían un marcador fluorescente para facilitar su identificación. De este modo, los investigadores pudieron observar por primera vez que solo las células derivadas de células madre mutantes fueron capaces de superar el mecanismo de muerte programada que tienen las células a la hora de nacer, crecer y convertirse en cáncer de piel.
«Resulta excepcional identificar una célula de cáncer de origen y, hasta el momento, nadie había sido capaz de realizar un seguimiento a una de esas células cuando mutan y proliferan», pero «ahora sabemos que las células madre son las culpables: cuando el oncogén de una célula madre se activa, desencadena una división celular en cadena y esa proliferación supera los mecanismos de seguridad de la célula», explica Cédric Blanpain, el coautor del estudio.
Este hallazgo, además de permitir conocer qué tipo de célula puede provocar tumores invasivos, podría ayudar a detener los tumores en su fase inicial «de una manera más eficaz» y abre las puertas a posibles nuevas terapias», detalla Benjamin D. Simons, del laboratorio Cavendish de la Universidad de Cambridge.