Los mensajes de la cumbre de Abinader con los expresidentes Fernández, Mejía y Medina

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    El presidente Luis Abinader convocó a una reunión sin precedentes que concluyó con los exmandatarios Leonel FernándezHipólito Mejía y Danilo Medina, aceptando dividir la carga para discutir, aprobar y promover una política conjunta ante la crisis haitiana.

    Ya estaban en el Ministerio de Defensa cuatro minutos antes de las 4:00 de la tarde, mostrándose a las cámaras mientras escuchaban las notas del himno nacional en un gesto que envió las primeras señales: la “urgencia” de compromiso frente a remanentes que podrían afectar la seguridad y economía.

    La elección de una sede que figure neutral también crea sus interpretaciones, luego de la resistencia con acudir a Palacio Nacional manifestada por los opositores Fernández y Medina.

    De ahí que presentarse con el aparato militar y donde se ejecutan las políticas de frontera, integró a los expresidentes a la conversación, con una parte del acuerdo, previendo un informe periódico de seguridad nacional sobre la situación de Haití.

    En cada aspecto, la cumbre brindó señales de unidad y madurez. Ninguno esquivó el tema cuando Abinader les remitió cartas de invitación, formularon sugerencias que terminaron acatadas (cambio de sitio o integrar sectores) y atreverse a un encuentro privado.

    Antes de discutir la ingobernabilidad del vecino, el lenguaje empleado involucraba a los exmandatarios: una “reunión de alto nivel”, así que los encargados de mover los hilos desde 1996 no podía quedarse fuera.

    Motivados a acatar un protocolo: los trajes azules, incluido lucir con corbata –una prenda que Abinader en ocasiones rechaza–, los 21 cañonazos y la guardia de honor para la entonación del himno, en camino a un hecho histórico para “abordar de manera franca, patriótica y unitaria la crisis”.

    Sin olvidar los momentos fotogénicos: la instantánea compartida en las redes sociales de Presidencia de una charla en la que sonrían mientras estaban sentados “cara a cara”, además del recibimiento con apretón de manos, transmitiendo confianza aun con las animadversiones.

    En un contexto que define todo: las marchas de sectores nacionalistas acaparando la opinión pública, impulsando a que Abinader encrudezca las políticas de deportaciones con 15 medidas anunciadas en abril y en un momento en que plantear un discurso contrario es impopular.

    Los cuatro están conscientes y decidieron firmar un comunicado cuyo párrafo final se circunscribe a la narrativa dominante: “(…) la voluntad compartida de proteger la soberanía, la estabilidad y la democracia”.

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