¿Es posible que las máquinas hagan arte? ¿Que compongan música? La respuesta parece ser que sí. El mes pasado Google dio a conocer su proyecto Magenta, que emplea la plataforma de inteligencia artificialTensorFlow para crear algoritmos con el fin de generar música y arte en general.
Magenta, que es parte de Brain, el departamento de inteligencia artificial de la compañía, ya dio a luz su primera obra. Se trata de una melodía en piano de 90 segundos de duración. La canción se desarrolló por medio de una red neuronal artificial, un paradigma de procesamiento y aprendizaje automático basado en el modo en que funciona el sistema nervioso humano.
Al parecer, esta primera pieza fue creada a partir de cuatro notas musicales. Las percusiones se sumaron después para darle un toque final.
El proyecto tiene dos objetivos. Por un lado, explorar las posibilidades artísticas de la inteligencia artificial, y por el otro crear una red de artistas e investigadores que trabajen en equipo. TensorFlow es de código abierto, con lo cual todos podrán participar de los futuros desarrollos.
«Queremos formar una comunidad donde la gente se ayude entre sí. Si las herramientas de Magenta no funcionan, háganoslo saber. Queremos que participen de nuestras discusiones y contribuyan en el desarrollo de Magenta. Nos encantaría conocer su opinión sobre nuestro trabajo», destacó el líder del proyecto Douglas Eck, en una publicación del blog oficial.
Al usar código abierto, la compañía espera que este tipo de tecnología pueda crecer en poco tiempo. En el sitio ya publicaron códigos, tutoriales y artículos con información técnica sobre este tema.
A fines de mayo, durante un evento sobre creatividad e inteligencia artificial, Adam Roberts, colaborador de Magenta, presentó un prototipo de software que muestra cómo los músicos podrían trabajar con este tipo de tecnología para hacer composiciones.
Roberts interpretó unas notas en un sintetizador virtual Moog, y el sistema compuso una melodía, para lo cual tuvo que procesar una base con casi 4.500 temas musicales.
La intervención de algoritmos en los procesos creativos no es nuevo. David Cope, profesor de la Universidad de California en Santa Cruz, viene trabajando en la materia hace años.
Sus algoritmos permitieron crear desde arreglos musicales con un solo instrumento hasta sinfonías completas basadas en el estilo de compositores como Mozart o Bach, como en este ejemplo.
Los principales beneficios de la composición con inteligencia artificial es que permite experimentar de forma más eficiente. «Con los algoritmos se pueden producir una pieza en quince minutos y podemos saber inmediatamente si va a servir o no», explicó en una entrevista publicada en Gizmag.
Y en lo que se refiere puntualmente a este proyecto, Cope cree que va a impactar en la industria musical y que algún día los mejores compositores usarán inteligencia artificial para complementar su trabajo.
El experto no ve este tipo de desarrollos como una amenaza, sino como un beneficio, un asistente de lujo para el futuro.
Lo que todavía no queda claro es el alcance que puede tener este proyecto, pero lo que sí es seguro es que todavía falta mucho por ver.
«El principal objetivo de Magenta es impulsar la investigación en el campo de la música y la generación de arte», destacó Eck.
No es la primera vez que Google lanza un proyecto de este tipo. Hace un año presentó DeepDream, un algoritmo de procesamiento de imágenes. Esta herramienta clasifica imágenes para luego reproducirlas o editarlas en función de los patrones adquiridos durante el entrenamiento.