Cada 24 de septiembre, los dominicanos se unen en una celebración jubilosamente fervorosa en honor a su madre espiritual, la Virgen de las Mercedes. Esta festividad, que se remonta a la fundación de la Orden de la Merced en 1218, simboliza la esperanza y la misericordia, principios que han guiado la devoción hacia esta advocación mariana.
La historia de la Virgen de las Mercedes comienza con la aparición de la Virgen María al comerciante Pedro Nolasco, quien, inspirado por su mensaje, fundó la congregación para redimir a los cautivos cristianos durante la ocupación musulmana.
}Esta misión de liberar a los prisioneros se convirtió en el corazón de la espiritualidad mercedaria, que resalta a Jesús como el liberador y a la Virgen como la Madre liberadora.
La Virgen de las Mercedes en la República Dominicana
La veneración de la Virgen de las Mercedes llegó a la República Dominicana casi con el descubrimiento de la isla. Se dice que Cristóbal Colón trajo consigo a un mercedario que difundió esta devoción, la cual se afianzó en el corazón del pueblo dominicano.
En 1615, tras un devastador terremoto, el Cabildo de Santo Domingo la declaró “Patrona de La Española”, estableciendo su importancia en la vida espiritual del país.
La festividad de la Virgen de las Mercedes se celebra con misas y procesiones en todo el país, especialmente en el santuario de Santo Cerro, en La Vega, considerado el primer santuario mariano de América.
Cada parroquia realiza ceremonias en honor a la Virgen, utilizando el color blanco, símbolo de paz y pureza, en la liturgia eucarística.
La Patrona y Protectora
La Virgen de las Mercedes no solo es la madre espiritual de los dominicanos, sino también la patrona de cárceles e instituciones penitenciarias. En las parroquias, existen pastorales penitenciarias que acompañan a quienes se encuentran en prisión. Esta conexión resalta la misión de misericordia y redención que representa la Virgen.
La devoción hacia la Virgen de las Mercedes continúa viva, con miles de feligreses peregrinando hacia el Santo Cerro. Tambien participando en celebraciones en todo el país.
Esta tradición forma parte integral de la cultura dominicana. Esto une a la población en un lazo de fe y esperanza que perdura a través de los siglos.