Michael Ratner, el abogado de derechos humanos que representaba a Julian Assange y a WikiLeaks en Estados Unidos, ha muerto este miércoles a los 72 años, dejando atrás un enorme legado de defensa de los filtradores y de los detenidos por el Gobierno estadounidense.
«Como abogado, escritor, orador, educador, activista… La pasión de Michael Ratner no era solo por el derecho, sino por la lucha por la justicia y la paz», ha manifestado el Centro por los Derechos Constitucionales (CCR), una organización de defensa legal sin ánimo de lucro en la que Ratner ha trabajado llevando casos durante 45 años. «Michael ha dedicado su vida a las luchas más importantes por la justicia del último medio siglo».
Ratner entró en el CCR en 1971, tras licenciarse en la facultad de Derecho de Columbia, solo una semana antes de la famosa revuelta de los reclusos de la cárcel de Attica, en el norte del estado de Nueva York. El caso de los hermanos de Attica contra el entonces gobernador Nelson Rockefeller fue el primero de Ratner en la organización.
Crítico incansable de la rendición extraordinaria (envío de sospechosos a otros países para que los encarcelen e interroguen) y de la detención indefinida durante la guerra contra el terrorismo tras el 11-S, Ratner fue abogado adjunto en una demanda presentada en 2004 en nombre de los prisioneros de Guantánamo que llegó al Tribunal Supremo. En una sentencia histórica, los magistrados decidieron en el caso Rasul vs. Bush que los detenidos tenían derecho a recurrir su detención y que los tribunales estadounidenses tenían jurisdicción para tratar esas demandas en el caso de ciudadanos extranjeros.
Ratner también fue miembro fundador del Colegio de Abogados de Bahía de Guantánamo, un grupo de más de 500 juristas que representaban gratuitamente a los detenidos, un trabajo que el CCR califica como «la mayor iniciativa de defensa masiva de la historia de EEUU». Mucho antes de la guerra contra el terrorismo, Ratner ya defendió la causa de los detenidos de Guantánamo en los años 90, y logró el cierre de un campo de detención que se montó exclusivamente para detener a refugiados haitianos seropositivos.
Durante su carrera, Ratner demandó a tres presidentes de Estados Unidos: Ronald Reagan, Bill Clinton y George W. Bush, y defendió apasionadamente el procesamiento de Bush por la vigilancia sin orden judicial, la tortura, las mentiras del Gobierno sobre la Guerra de Irak y las violaciones de la separación de poderes constitucional.
Ratner volvió a Columbia como profesor adjunto, también enseñó en Yale y fue el presidente de la asociación de abogados National Lawyers Guild desde 1982 a 1983. Publicó varios libros legales y recibió los premios a la excelencia otorgados por Trial Lawyers for Public Justice y por la Fundación de Derecho de Interés Público de la facultad de Columbia.
Colaborador de the Guardian, fue el primero en informar de las revelaciones sobre la vigilancia de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos hechas por Snowden. Ratner fue un defensor frecuente de aquellos que dieron información que amenazaba a los secretos de seguridad nacional de Estados Unidos.
Opinando sobre la situación legal de Snowden, Chelsea Manning y su cliente, el fundador de WikiLeaks Assange, Ratner dijo de todos ellos que «cumplieron con su deber social al revelar informaciones sobre las extralimitaciones del Gobierno. Todos demostraron una gran valentía moral al hacerlo. Y todos merecen mucho más que el encarcelamiento injusto y el exilio por el servicio que han hecho para los americanos y para la gente de todo el mundo».
«El liderazgo y la generosidad de espíritu de Michael ha mostrado el camino para las nuevas generaciones de abogados de justicia social», dice el CCR en un comunicado. «Hoy lamentamos su muerte. Mañana continuaremos con su trabajo».