«Será para seguir enfrentando los problemas con la Constitución y el poder que me da el estado de excepción para seguir actuando, y todo este año lo voy a tener activado para tener aquí en la mano la respuesta», señaló este miércoles el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, ante miles de seguidores en el palacio presidencial de Miraflores.
Maduro aseguró que la «prioridad» de su gobierno es la «superación de la emergencia económica», por lo que llamó a no distraerse en las intenciones de la oposición de sacarlo del poder mediante un referendo revocatorio. «No nos distraigamos, ninguna de las acciones activadas por aquí, por allá, por la derecha, o anunciadas, conocidas o no conocidas, ninguna tiene viabilidad política ni logrará su objetivo de acabar la revolución, de revocar el poder político que el pueblo tiene en este palacio», expresó.
Para ser aplicado, el decreto de emergencia debía ser convalidado por el Parlamento –controlado por la oposición desde el pasado 5 de enero–, pero éste se negó aduciendo que las medidas contenidas allí profundizaban un modelo de control estatal de la economía «fracasado».
Sin embargo, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) dejó en firme la medida, en medio de denuncias de que los magistrados están al servicio del gobierno que los nombró a su «conveniencia» en la Asamblea antes de ceder el control a la oposición.
El presidente de la Asamblea legislativa, Henry Ramos Allup, dijo este miércoles que Maduro «no tiene facultad constitucional para prorrogar el decreto más de lo prorrogado de manera ya inconstitucional».
«¿Para qué ha servido ese fulano decreto? Todo ha empeorado y empeorará mientras no lo saquemos democráticamente», declaró en rueda de prensa.
La emergencia económica autoriza al gobierno a disponer de bienes del sector privado a fin de garantizar el abastecimiento de productos básicos, en grave escasez, lo que según la oposición abre las puertas a nuevas expropiaciones.
Maduro justifica el decreto en la existencia de una «guerra económica» de la oposición y empresarios de derecha, para generar malestar y derrocarlo.
Venezuela atraviesa una severa crisis que se refleja en una contracción del 5,7% del PIB y una inflación del 180,9% en 2015, así como en la escasez de dos tercios de los bienes básicos.
Esta situación obliga a la gente a hacer largas colas para adquirir alimentos subsidiados, en un contexto de sequía de dólares por la drástica caída de los precios del petróleo, generador del 96% de las divisas en este país dependiente de las importaciones.